O cómo introducir la cultura del feminismo en tu empresa o institución a través de Technovation, el certamen de emprendimiento tecnológico infantil más importante del mundo.
El pasado mes de febrero empecé una nueva aventura profesional: llevar la comunicación de Z1 Digital Studioe Inc., un estudio de diseño e inversión en productos digitales que trabaja mayoritariamente con emprendedores de Silicon Valley, Nueva York o Austin. En el equipo somos 20 personas, 17 chicos y 3 chicas: La responsable de finanzas, una desarrolladora web y una servidora. Es decir, de 18 “puestos tecnológicos” sólo uno es ocupado por una mujer.
Desde incluso antes de entrar a formar parte de la plantilla (ya llevaba colaborando con ellos bastante tiempo) he sabido que estas cifras no corresponden a un problema concreto de machismo en esta empresa o un mal enfoque en su política de recursos humanos, sino a un problemón social a nivel global. Los proyectos que desarrollamos son muy interesantes y las condiciones laborales ofrecidas realmente buenas, pero curiosamente cuando lanzamos una oferta de base tecnológica el 90% de currículums que recibimos tiene nombre de varón.
¿Coincidencia? Definitivamente no
El último informe sobre el estado de las startups en EEUU realizado por First Round, incluía por primera vez cuestiones relativas a género, diversidad y acoso sexual en el trabajo. Así, a las preguntas típicas relacionadas estrictamente con mercado y producto, se sumaban otras que confirmaban lo que ya es un secreto a voces en el ecosistema emprendedor americano: El 59,5% de las startups encuestadas están formadas exclusivamente por hombres, frente a un triste 1,7% formado únicamente por mujeres, con un 22,4% en el que la mayoría del equipo es del género masculino y un escaso 13% que confirma la paridad.
Este problema, tema candente tras algunos sonados escándalos como los recogidos en la serie publicada en la CNN Money Power & Sexual Harassment en 2017, debería atajarse desde todos los frentes posibles y algunas empresas ya han comenzado a tomar medidas. En mi última visita a San Francisco el pasado septiembre, un desarrollador de Dropbox me contaba cómo en las entrevistas de trabajo para entrar en su compañía se estaban incluyendo preguntas eliminatorias relativas a cuestiones de género, o cómo había startups que habían empezado a aplicar otras políticas de discriminación positiva en sus procesos de selección de personal.
El departamento de comunicación como impulsor del cambio
Ante semejante panorama me he propuesto hacer lo mucho o lo poco que esté en nuestra mano en CZ1 Digital Studio para aportar nuestro pequeño granito de arena para intentar cambiar la situación. Y lo cuento aquí porque creo que desde los departamentos de comunicación estamos en una posición privilegiada a la hora de concienciar y trasladar estas cuestiones al resto de los miembros del equipo y motivar (o convencer) a la “cúpula directiva” de la importancia de tomar cartas en este asunto. Porque siempre se puede hacer algo, por pequeño que sea. Si además, como es mi caso, has detectado sensibilidad y preocupación sobre este problema en la empresa, tienes medio trabajo hecho.
Muchas veces los CEOs, CTOs y COOs de startups están tan saturados con mil cuestiones importantes que necesitan resolver urgentemente para sacar adelante sus proyectos que si no se ocupan de estos temas no es por una cuestión de falta de interés o responsabilidad social, sino porque no tienen a una persona que les ponga por delante los programas en los que pueden participar como empresa o les guíe sobre cómo contribuir a la causa activamente.
Technovation: #GirlsForaChange!
La última acción feminista en la que hemos formado parte desde Z1 Digital Studio ha sido participar como jurado en Technovation, un certamen internacional que motiva a niñas y adolescentes de todo el mundo a montar una startup de innovación social. Las chicas deben desarrollar una aplicación móvil que de respuesta a un problema social que afecte a su comunidad. El objetivo es tan claro como ambicioso: reducir la brecha de género en tecnología desde la infancia empoderando a niñas en tecnología y negocios. Y lo bueno es que cualquier persona con perfil de comunicación, marketing, diseño, desarrollo web, investigación o educación puede formar parte de él.
Así, este es un programa en el que cualquier empresa tecnológica podría participar ya sea valorando las aplicaciones como hicimos nosotros, mentorizando uno o varios equipos, o si se es más ambicioso, siendo embajadores del evento, ya que las cifras que manejan son estratosféricas, por lo que siempre necesitan un gran despliegue de voluntarios.
Concretamente en 2018 han participado alrededor de 19.000 niñas de más de 150 países, ascendiendo a más de 2.000 las apps presentadas. Cada proyecto ha de ser valorado por al menos tres jueces distintos para asegurar la calidad y la imparcialidad de las puntuaciones. Puntuaciones que sirven para llevar a los equipos finalistas a una gala muy especial en Silicon Valley donde las chicas presentan su startup ante un auditorio, con la posibilidad de ganar un cuantioso premio en metálico para poner en marcha su idea de negocio.
Nuestra experiencia
Participar en un programa como Technovation ha supuesto una iniciativa estimulante y desafiante para nuestro equipo. Richard Rueda, un compañero colombiano que se encuentra realizado una estancia en nuestro estudio y que no tenía ni idea de la existencia del certamen, me comentaba que la experiencia le ha resultado altamente gratificante: “La verdad es que como jurado tenemos una gran responsabilidad, ya que nuestros votos y opiniones son muy importantes para el grupo que estás valorando. No les debes quitar ganas de continuar por fallos técnicos. He aprendido a buscar el equilibrio entre la corrección y la motivación”. Otro compañero, Mustafa Kadem, un joven desarrollador procedente de Iraq que está realizando las prácticas con nosotros, me explicó que le había resultado súper curioso ver de primera mano proyectos de ese tipo. “Me ha ayudado a visualizar cómo piensan los niños en formato digital” comentaba.
Y es que gracias a Technovation pudimos conocer a Somkele, Aderomola y Ayomide, tres amigas de 14 años que viven en una pequeña localidad del sur de Nigeria, o a Sasha, de 10 años y residente en Buffalo, en el estado de Nueva York. Todas han participado detectando un problema en su comunidad al que han decidido enfrentarse para intentar mejorar algunos aspectos de la vida de las personas que las rodean gracias a la tecnología.

Sasha, con ayuda de su mentora, ha planteado una red social que ayude a las personas alérgicas cuando viajan al extranjero a no tener miedo a enfrentarse a los supermercados o a los restaurantes. Lo ha hecho porque ella misma sufre estos problemas cuando visita a su familia política en Francia. Ha investigado el tema y ha detectado que un porcentaje muy alto de los chicos y chicas con algún tipo de alergia en su colegio sufre la misma ansiedad cuando viaja. Tanto ellos como sus padres. Ha diseñado una aplicación, ha grabado un pitch explicándolo todo y nosotros hemos tenido la oportunidad de ofrecerle consejos y recomendaciones para mejorarla.
Igual en el caso de Somkele y sus amigas. Hemos conocido de primera mano la difícil situación de las mujeres mercaderes nigerianas y cómo una sencilla aplicación de contabilidad podría ahorrarles muchos de los problemas a los que se enfrentan en su día a día. Hemos estudiado su propuesta y les hemos ofrecido un feedback que seguro les anima a seguir trabajando para implementar su app.
Obviamente no se trata de productos complejos que vayan a comercializarse mañana, pero el valor no es la aplicación en sí, es el empoderamiento tecnológico y el despertar de la responsabilidad social de varias generaciones de chicas gracias a este programa feminista. Unos valores que las empresas deberían estar fomentando más profundamente y que ahora resulta más accesible gracias a iniciativas como esta.
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