Que no se asuste nadie, el titular no es mi postura oficial, sino la postura de un político de segunda fila que hacía mucho que no aparecía en los medios y ha logrado un gran titular. La propuesta de este político regionalista no sé si me asusta más por la implicación de no tener un ministerio que se ocupe de la Ciencia, o por la supuesta inutilidad del ministerio actual.
No conozco los entresijos del Ministerio de Ciencia como para juzgarlo con severidad, pero en cualquier caso, sea mucho o poco para lo que sirve, creo que sería peor no tenerlo.
Todo esto viene por la necesidad de recortar el gasto público, tema de conversación único para el día de hoy. Sin caer en la demagogia hay muchas secretarías y direcciones generales en los minsiterios que no son operativas ni tienen cometidos específicos, y esto ocurre en casi todos los ministerios, aunque en algunos más que en otros.
Eliminar estas estructuras superfluas sería el primer paso del ahorro tan necesario, ¿pero cómo se hace para que un político elimine centenares de altos cargos creados artificialmente sin que parezca que está reconociendo que los creó por populismo (u otras oscuras razones)? La respuesta es que no se puede. Ahora no aspiro a nada más que a que esa probabilidad del 19% de que España entre en quiebra dentro de 5 años no llegue a hacerse realidad (dato leído sin más, de fiabilidad relativa).
La Educación, la Ciencia, la Investigación, la Innovación, son los refugios para lograr un crecimiento sólido a largo plazo, pero los gobiernos son cortoplacistas.
De momento alegrémonos por la permanencia del Ministerio de Ciencia.
Por: Ignacio Miguel Ximénez de Embún