Si recuerdan la introducción con la que comencé esta serie les dije que en las mayoría de las series había ciencia ficción blanda. Pero este mes cambio de tercio totalmente, les traigo ciencia de verdad, con mayusculas, y además englobada en una gran serie: “Masters of Sex”.

La serie fue estrenada el año pasado por Showtime y la primera temporada terminó hace mes y medio. Cuenta la historia de como el ginecólogo William Masters y la psicóloga Virgina Johnson comienzan con los experimentos que desembocarían en el famoso “Informe Masters & Johnson” sobre la sexualidad humana que dio origen a la revolución sexual de los 60.
“El estudio del sexo es el comienzo de toda la vida. Y aún estamos sentados como cavernícolas mojigatos en la oscuridad, llenos de vergüenza y culpa.”
William Masters
La serie, aunque transita por los derroteros de las relaciones personales entre los personajes, tiene un claro transfondo en los primeros pasos de algo completamente inaudito para la sociedad americana de los años 50: el estudio del sexo por observación directa. Los primeros topetazos del ariete que derrumba los mitos y las leyendas urbanas en torno al sexo.
Somos espectadores de todos los problemas por los que pasa el estudio: la falta de apoyo de la universidad, la búsqueda de voluntarios, la reacción de la sociedad ante los descubrimientos que ponen del revés sus convicciones. Pero igualmente somos testigos de como avanza la ciencia, como Masters y Johnson van generando hipótesis y creando el experimento que las apoye o refute.
Cuando Virgina Johnson le pregunta a Eva Freud si la afirmación de que el orgasmo de una mujer solo es completo con el hombre está comprobada, Freud le responde que no, pero que no sabe como puede estudiarlo, al menos de una forma decente. El posterior experimento demuestra que el orgamo clitoriano es igual de intenso que el vaginal, desmontado a Freud.
En un momento de la serie, cuando el estudio no cuenta con el apoyo de la universidad, Masters no renuncia a él y se lleva sus aparatos a un burdel donde trabaja con prostitutas y chaperos. Pero claro: “No puedes deducir un modelo fisiológico normal con atípicos y desviados.” Una enseñanza que, aunque ovbia para los científicos, no lo es tanto para el público general que suele caer en el “cherry-picking” cuando argumenta algo.
Y como la tecnología es hija de la ciencia, en la serie se muestran dos grandes inventos: el “Ulysses” y la adaptación del mismo a una cámara. El “Ulysses” es un vibrador de cristal que lleva incorporada una luz fría y una lente que le permite estudiar el interior de la vagina. Así es como descubren las contracciones vaginales, algo desconocido hasta ese momento.

Y hay muchos más momentos científicos en la serie como el denodado esfuerzo de doctora Lillian de Paul buscando financiación para que todos los médicos haga un sencillo examen que prevendría muchos casos de cáncer de ovarios (lo que demuestra hasta que punto los prejuicios de genero pueden haber condenado a miles de mujeres), el sacrificio del rigor científico a favor de la espectacularidad en el que cae Masters cuando prepara la presentación del estudio, el fracaso y el éxito de los tratamientos de fertilidad..
Una serie que muestra las muchas caras de la ciencia, el exito, el camino hacia él, trabajo duro y constante de un estudio de este tipo y como afecta las relaciones familiares . La gran sorpresa de la ficción americana en 2013. Corran a verla.