Hace un par de semanas aterricé en Cléveris, una pequeña localidad en la frontera germano-neerlandesa. El motivo: participar junto a casi cincuenta mentes inquietas de diez nacionalidades diferentes en la primera edición de STEAM (Science + Technology + Engineering + ARTS + Mathematics), una escuela de verano que persigue potenciar la creatividad en la comunicación científica.
Y como no hace ni una semana que he emergido de ese baño de vocaciones divulgativas, pido disculpas si lo mancho todo de sentimentalismo, pero llevaba sin asistir a una escuela de verano desde que tenía por lo menos siete años, por lo que casi había olvidado cuán de profundas pueden ser las amistades que uno es capaz de forjar en apenas dos semanas de convivencia. Una convivencia que durante diez días se alargaba desde los desayunos en el comedor del albergue campestre donde la mayoría de los alumnos nos alojamos, hasta las noches en la sala común del mismo, pasando por un media de siete horas diarias de clase en la universidad pública Rhine Waal de Cléveris.
STEAM sin embargo no una “summer school” como un fin en sí mismo, es un proyecto a largo plazo cofinanciado por el programa Erasmus + de la Comisión Europea que refleja el trabajo conjunto de seis socios: cuatro universidades (Malta, Haaga-Helia, Rhine-Waal y Edimburgo), la organización sin ánimo de lucro Science View y la Unión Europea de Asociaciones de Periodistas Científicos (EUSJA), a la que aprovecho para agradecer la beca que me ha permitido asistir.
Si hay algo que caracteriza a STEAM es el diálogo, el escuchar con atención todo lo que cada uno tenga que aportar y la constante invitación a participar en las actividades propuestas. Un no parar de asimilar información útil, explorar, reflexionar, hacernos preguntas los unos a los otros, plasmar resultados y actuar. Sí, porque en esta escuela más que tomar apuntes hemos dibujado diagramas de mil colores, organizado eventos como ‘Bright Club’, en el que colgamos el cartel de aforo completo en el bar de la plaza del pueblo, hemos escrito, dirigido e interpretado un teatro científico, grabado videos divulgativos, reproducido experimentos para todos los públicos y hasta viajado al corazón de Amsterdam para visitar el Nemo Science Center. Siempre bajo la atenta mirada de unos profesores que más allá de docentes, se mostraban como amigos dispuestos a ayudarte en todo momento y como embajadores de la causa científica, tal es la pasión con la que compartían sus conocimientos.
No en vano uno de los objetivos que con más hincapié se reflejó en las clases fue la necesidad de potenciar el grado de compromiso de la sociedad con la ciencia, la capacidad para hacer partícipe al público no sólo de los avances científicos, sino de la importancia de la investigación. Y para ello nos mostraron interesantes ejemplos que conocían de primera mano como la iniciativa griega Learning Science through Theatre o las británicas National co-ordinating Centre for public engagement y Wellcome Trust, con quienes mantuvimos una entrevista vía skype.
Además del afán por conectar con la sociedad y de incluir las artes en la ecuación de “STEM”, una de las propuestas de valor que me ha parecido más interesante de esta iniciativa es la de brindar a los alumnos la ocasión de dar el primer paso en la creación de redes internacionales de comunicación científica. Una oportunidad única para empezar a plantear equipos transnacionales imprescindibles para concurrir a nivel europeo. Algo que dos de los responsables de este proyecto, Alexander Gerber (Alemania) y Edward Duca (Malta), conocen bien, y es que STEAM comenzó a fraguarse precisamente entre conferencias y cafés con otros colegas griegos y escoceses en el ESOF 2014 en Copenhague.
Pero como decía STEAM no se acaba aquí. El año que viene habrá una nueva edición, la segunda de las cuatro que hay previstas. En esta ocasión será otro de los socios el que alojará la escuela de verano, pero el espíritu será el mismo: creatividad, divulgación y convivencia. Así que sólo puedo recomendaros que estéis atentos al programa de becas y no perdáis la oportunidad de formar parte de esta gran familia. ¡Ojalá los antiguos alumnos podamos haceros una visita!
*Clarisa Guerra es miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica y asistió al STEAM Summer School del 13 al 22 de julio de 2016, gracias a una beca de EUSJA para periodistas europeos. Estas invitaciones a eventos internacionales son una de las ventajas de ser socio de la AECC.