Autor: Marcos Ruiz Abad
Calentamiento global, cambio climático o crisis climática ¿Qué te suena más peligroso y más urgente de resolver? Con este post te quiero comentar un pequeño “experimento” que he realizado por redes sociales, así como su resultado.
Aprovecho otra vez para agradecer a todas las personas que participaron y compartieron la encuesta. Te explico el porqué de todo esto.
Si hay alguien que me lee alguna vez por redes, ya sabrá que estoy bastante preocupado con el uso del lenguaje en los temas que tienen que ver con el calentamiento global y el cambio climático (también con la manía de decir reciclar en vez de separar, pero esa es otra guerra). Vamos, que fácilmente podría entrar en la #AsociaciónDeTiquismiquis que suele nombrar nuestro compañero Wicho en Twitter.
Como sabes, ahora que este vuelve a ser un tema bastante candente, en los medios y en las redes aparecen muchos profesionales, desde periodistas a científicos, que usan indistintamente ambos términos como si fuesen sinónimos. Incluso, la mayoría de las veces, se suele utilizar el término “cambio climático” sustituyendo a “calentamiento global”. Por ejemplo en frases como esta “El aumento del nivel de los océanos, provocado por el cambio climático…”
Como tanto cambio generalizado en el uso de los términos está confundiendo a la población creo que es interesante que paremos aquí para repasar un pequeño esquema explicativo al respecto (sin ánimos de dar clases a nadie).
Muy resumido: El aumento de emisiones de CO2, con otros Gases de Efecto Invernadero (vapor de agua, metano, óxidos de nitrógeno, CFC, HCFC, etc.), provocan que aumente este efecto invernadero, un proceso natural de nuestra atmósfera que posibilita la vida tal y como la conocemos. Este aumento del efecto invernadero supone, a su vez, un incremento en las temperaturas del planeta o un calentamiento global. El calentamiento global tiene varias consecuencias, por ejemplo el deshielo y el, ya mencionado, aumento del nivel del mar o el cambio climático entre otras.
Hace años, pensaba que el término cambio climático se había empezado a usar más porque, sobre todo al principio, resultaba bastante complicado explicar cómo, paradójicamente, este calentamiento global estaba provocando olas de frío o lluvias torrenciales en diferentes zonas. Hechos que aprovechaban los negacionistas para seguir con sus teorías conspiranoicas. Y decir que era todo mentira.
Si no recuerdo mal, en junio leí este genial artículo de nuestro compañero Jesús Méndez (Dixit Ciencia) en El Heraldo de Aragón que explicaba, de otra manera, cómo se empezó a usar más el término cambio climático en detrimento de calentamiento global. A la vez estaba leyendo el libro “Mercaderes de la duda” (Cómo un puñado de científicos ocultaron la verdad sobre el calentamiento global). Muy interesante, por cierto.
Estos dos escritos me animaron a indagar un poco más en el uso del lenguaje y a hacer una pequeña prueba.
En el artículo, Jesús Méndez explica muy claramente este cambio de terminología hablando del libro “No pienses en un elefante” de George Lakoff . Voy a aprovechar parte de la información para añadirla:

– Tras la guerra de Vietnam, el Gobierno de EE.UU. empezó a invertir millones de dólares en formar intelectuales y en fundar una serie de laboratorios de ideas para dirigir la comunicación y crear los marcos apropiados para sus mensajes.
– Esos mismos laboratorios guiaron la comunicación de la guerra de Irak y también la del cambio climático. Generaron hasta el 92% de las publicaciones sobre el cambio climático, crearon dudas sobre su existencia real, compraron a científicos como habían hecho antes para negar la relación del tabaco con el cáncer, guiaron la comunicación y extendieron el término frente al mucho más alarmista “calentamiento global”.
– Estas fueron algunas de las recomendaciones en 2002 a George Bush: “Es hora de que empecemos a hablar de cambio climático en lugar de calentamiento global. Cambio climático es menos aterrador. Mientras que el calentamiento global tiene asociadas connotaciones catastróficas, cambio climático sugiere un reto más controlable y menos emocional”.

Por otro lado, en el libro “Mercaderes de la duda” sus autores cuentan la historia de cómo un grupo de científicos y asesores científicos de alto nivel, con profundas conexiones en el mundo de la política y de la industria realizaron campañas efectivas para engañar al público y negar verdades científicas comprobadas a lo largo de cuatro décadas sobre el calentamiento global. Sorprendentemente, los mismos nombres aparecen repetidamente: son las mismas personas las que afirman que la ciencia del calentamiento global «no está resuelta», niegan la verdad de los estudios que relacionan el hábito de fumar con el cáncer de pulmón el humo de carbón con la lluvia ácida, y los gases clorofluorocarbonos (CFC) con el agujero de la capa de ozono.
«La duda es nuestro producto», escribía hace tiempo un famoso ejecutivo del tabaco. Y son estos «expertos» quienes la han suministrado incansablemente.
Entonces, rozando la “conspiranoia”, ¿el uso masivo del término “cambio climático” supuso una manipulación a nivel mundial? ¿un diseño para que no nos lo tomásemos tan en serio?
¿Tan importante es el lenguaje?
Para el lingüista George Lakoff, el lenguaje es tan importante que “para pensar distinto hay que hablar distinto”.
Quizá es por esto por lo que el periódico inglés “The Guardian” ahora recomienda no usar el término “cambio climático”, sino “crisis o emergencia climática”. En el correo que recibieron los redactores aseguran que “el objetivo es reflejar con precisión el fenómeno que se describe. El término ´cambio climático´ suena demasiado pasivo y amable cuando de lo que los científicos están hablando es de una catástrofe para la humanidad”.
Bueno, pues con esta encuesta quería hacer un mini experimento (nada serio) para ver la percepción que tenemos sobre los términos calentamiento global, cambio climático y crisis climática.

Después de la votación de 1.325 personas en Twitter y de 32 en Facebook (gracias otra vez) a la pregunta “¿Qué te suena más peligroso y más urgente de resolver?”, se puede observar que la percepción de peligro queda más patente con el término crisis climática, con el 45% de los votos. Seguido de calentamiento global con el 35% y de cambio climático con el 20% (sí, a twitter lo de los porcentajes parece que no se le da bien del todo…).
¿Esto quiere decir algo? Bueno, sin probar nada de forma concluyente, de alguna manera apoya todo lo escrito con anterioridad. A la gente le llama más la atención el término “Crisis climática” y, ¡oh sorpresa!, el que menos anima a actuar es “Cambio climático”. Con estos simples datos es imposible saber si la administración Bush hizo muy bien su trabajo, en detrimento del resto de la humanidad o si, simplemente, lo hemos escuchado tanto que nos entra por un oído y nos sale por otro.
Mi humilde recomendación: llamemos a las cosas por su nombre (que para eso lo tienen) y dejemos de usar el término cambio climático para todo, que ya sabemos de dónde viene.
Por otro lado, después de casi 20 años usándolo, se ha avanzado poco.
¿Si cambiamos a crisis climática se logrará algo más?
Sinceramente espero que sí.