El pasado 23 de junio (¡ya hace un mes!) la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid organizó a través de la Cátedra de Ética y Valores en la Ingeniería una mesa redonda titulada Reflexiones éticas sobre biocombustibles. El debate tuvo lugar a las cuatro de la tarde en la Fundación Gómez-Pardo de Madrid. Por las fechas y por el horario el número de asistentes quedó reducido a una docena. Los que estuvimos presentes durante las exposiciones de los ponentes, que a continuación voy a detallar, en la mesa redonda y en el posterior debate, nos quedamos con ganas de continuar con la discusión en torno a los biocombustibles. Pero el tiempo previsto se agotó y el calor se hacía insoportable. No teníamos aire acondicionado y así contribuimos un poco al consumo sostenible. Los asistentes tuvimos la sensación de que las ideas y los enfoques que se expresaron fueron interesantes pero quedaron aprehendidas por poco público. Por eso, aprovecho este blog para comentar algunas de las cuestiones que se trataron en la mesa que da título a este texto e intentar difundir algunas de las cuestiones planteadas por los expertos en relación con los biocombustibles.
La mesa redonda estuvo integrada por Ángel Vega, profesor del Departamento de Sistemas Energéticos de la Universidad Politécnica de Madrid; por Mercedes Ballesteros, investigadora del CIEMAT; por Antonia Rojas, de la empresa Calantia Biotech S.L. y por Emilio Muñoz, profesor de investigación del CSIC y compañero del equipo de la Unidad de Investigación en Cultura Científica del CIEMAT.
El objetivo convergente de la mesa redonda fue exponer el incremento del precio de los combustibles fósiles así como la necesidad de desarrollar otras fuentes de energías, sobre todo para la automoción. Sin embargo, los biocombustibles -como fuente que sustituya al petróleo- están generando un debate internacional por los costes de producción y por la competencia con los alimentos. Así pues, la imagen de los biocombustibles en la prensa, según expuso Vega, era bastante negativa. Había una correlación entre los textos publicados en los últimos meses en los diarios que aludían a los biocombustibles como responsables del incremento del precio de algunos alimentos básicos. Tal y como hemos podido comprobar todos los que hacemos un seguimiento de estos temas. Algunos titulares afirmaban que los biocombustibles contaminaban más que los combustibles fósiles; otros que el incremento de los cereales se debía a la producción de biocarburantes. Por ello, Vega ofreció cifras y datos en torno al consumo energético que permitieron construir una matriz sobre la que luego se fueron aportando soluciones.
Ballesteros profundizó en la producción de los biocarburantes a partir de la biomasa. Ya que, según esta investigadora del CIEMAT, la producción de la biomasa se puede gestionar, se puede almacenar y es un recurso energético flexible. Explicó que los biocarburantes más usados mundialmente son el bioetanol y el biodiésel y que la cantidad de materias primas que se están dedicando a los biocarburantes es de alrededor del 2% mundial. Para Ballesteros existe compatibilidad entre los biocarburantes y el mercado de la alimentación. Y una de las propuestas que barajan los expertos es la biorrefinería derivada de la biomasa. Ballesteros explicó la necesidad de trabajar con biocarburantes de segunda generación y de hacer una transición de la petroeconomía a la bioeconomía.
El punto de vista de Antonia Rojas, miembro de la empresa Calantia Biotech S.L. empresa implicada en el desarrollo de biocombustibles es que se podían emplear plantas transgénicas para el uso de los biocombustibles; según palabras textuales “el futuro tiene que estar orientado hacia la biorrefinería y utilizar biocombusitbles de segunda y tercera generación derivados de la biomasa”.
Todas estas exposiciones fueron acotadas por Emilio Muñoz, investigador del CSIC, con quien desde hace un año tengo el placer de compartir, aprender y debatir cuestiones relacionadas sobre los impactos tecnológicos en la Unidad de Investigación de Cultura Científica del CIEMAT. Muñoz aludió a las distintas éticas que deben coexistir en un tema de complejidad, como la ética de la responsabilidad o la ética del ahorro. Para finalizar apuntó que las aproximaciones generalistas para temas complejos hay que realizarlas analizando caso por caso.
Más allá de las interesantes propuestas de todos los ponentes, el debate fue fecundo con las intervenciones de los asistentes que señalaron si cabría la posibilidad de que en esta nueva fase energética existiera la posibilidad de que las redes energéticas fueran más locales y, por tanto, evitar los gastos de transporte, distribución, etc. Es decir con esta nueva generación de combustibles intentar paliar los problemas que ha habido hasta ahora; o también se pusieron de relieve las cuestiones relativas a la producción agrícola para la producción de biocombustibles que provocan las desavenencias en algunos colectivos, ya que los alimentos parecen un bien sagrado y reducirlos a los combustibles podía generar problemas de conciencia. Hubo respuestas muy interesantes que no voy a reproducir por lo extenso, pero sí que avisaré de la próxima mesa redonda de expertos que se organizará en torno a este tema para quienes estén interesados en la deriva de las energías renovables. Espero que la próxima tenga más público y más repercusión mediática. Feliz verano sostenible…