Existe una leyenda urbana según la cual cuando una empresa quiere poner a prueba la viabilidad de su negocio ensaya previamente en Córdoba. Si fracasa aquí, triunfará en el resto del país. Si es un éxito en la ciudad andaluza, fracasará allá donde lo intente. Semejante disparate encierra, como casi todas las exageraciones, una parte de verdad. No es que la ciudadanía cordobesa sea tan particular que pueda diferenciarse hasta semejante extremo, es que la idiosincrasia de lo cordobés ha hecho de esta ciudad una “plaza complicada” para según qué propuestas. Para que se hagan una idea, en Córdoba hay quien puede esperar una hora de cola para probar gratis una porción de pastel que podría comprar por menos de un euro en cualquier cafetería, pero puede costar encontrar público para un showcooking en el que el mejor pastelero del mundo te enseñe a prepararlo.
Hay quien ha bautizado esa singularidad como “senequismo cordobés”, equiparando, para retortijón de intelectuales y profesionales de la Filosofía, el estoicismo y el dominio de las emociones que defendía Lucio Anneo Séneca con la desidia y la apatía que presuntamente desmoviliza a parte de sus compatriotas dos mil años después.
Escribo estas líneas a 5 días de organizar en Córdoba el primer evento de Naukas en Andalucía. Un espectáculo que ha triunfado en ciudades como Bilbao, San Sebastián, Coruña, Pamplona, Valladolid y Burgos… y ahora repitan conmigo el primer párrafo de esta reflexión: “Si fracasa allí, triunfará en el resto del país. Si es un éxito en la ciudad andaluza, fracasará allá donde lo intente”. Naukas dio con la fórmula mágica para romper con el estereotipo de la ciencia aburrida y ha logrado llenar teatros con miles de personas durante horas, charla tras charla. ¿Lo conseguiremos también en Córdoba?

Al menos dos de los auditorios del éxito de este evento comparten con Córdoba el haber competido por la Capitalidad Europea de la Cultura en 2016. Burgos y la ganadora San Sebastián pasaron años trabajándose el papel de ser ciudades culturales. En aquella -a veces disparatada- carrera, Córdoba llegó a ser la clara favorita. Cuando nos dimos con la realidad en las narices nos olvidamos del senequismo y se desataron las pasiones: “robo, fraude, injusticia…” fue lo menos que se dijo. Entonces, como ahora, todo aquello me sonó entre ridículo y exagerado: ¿de verdad necesitábamos una etiqueta institucional para saber que Córdoba es una ciudad de cultura? Evidentemente, no. Córdoba y quienes hacemos cultura en Córdoba (creadores, instituciones y ciudadanía) hemos seguido trabajando y el público, participando, aunque no nos haya cubierto el paraguas de la Capitalidad. Porque, no hay senequismo que valga: Córdoba es una ciudad participativa, pero el movimiento ciudadano, social y cultural en esta ciudad es tan viejo como el miedo al fracaso.

No hay leyenda urbana que pueda con la evidencia del éxito de participación que han tenido en esta ciudad otras actividades de divulgación científica -¡400 personas en la conferencia de un Premio Nobel de Física Teórica!-, pero los temores son el mejor caldo de cultivo para que los estereotipos adquieran carta de naturaleza y yo haya empezado estas líneas reforzando uno de ellos. El sábado 12 de enero a eso de las 9.30, el Teatro Góngora de Córdoba abrirá sus puertas y entonces llegarán las certezas ¿triunfará Naukas en Córdoba? Mejor pasar a comprobarlo personalmente ¿no?