En teoría de las comunicaciones existen tres elementos básicos de comunicación:
- Emisor: Es quien transmite el mensaje
- Canal: Es el medio usado para transmitir el lenguaje
- Receptor: Es quien reconstruye la información transmitida por el receptor a través del canal.
En la comunicación científica, el emisor y el receptor se consideran dos de los elementos más importantes, pero, a veces, se presta poca atención al canal. Al igual que en las comunicaciones telefónicas, en el canal puede haber mucho ruido sobre la señal que se transmite, ¿quién no ha hablado por teléfono alguna vez y ha escuchado un ruido que le impedía escuchar el mensaje de la persona que estaba al otro lado?
El canal es muy importante. Estamos acostumbrados a recibir la información científica, nos interese o no, a través de distintos medios, es decir, distintos canales, como son los informativos de televisión, periódicos, blogs, etc.
Pero, a veces, estos medios tienen mucho ruido, y no es un ruido físico que impida escuchar o leer, sino un ruido que está provocado por la falta de atención, o tiempo para prestar la atención necesaria, del receptor.
Hay ocasiones en las que es preferible que haya ruido físico (murmullos, vasos, platos, gente hablando, etc.) pero utilizar un canal más directo y presencial. Un canal en el que tanto el emisor como el receptor estén en contacto visual e incluso puedan llegar a tener contacto físico.
Sin entrar en el debate de quién debe comunicar la ciencia, si el científico que desarrolla la investigación o el periodista especializado en ciencia, en España este nuevo canal está siendo explotado cada vez con más frecuencia.
Me refiero a las conferencias públicas en auditorios. Pero también me refiero a un canal del que disponemos en grandes cantidades en España: los bares. En principio podría parecer que un bar no es el lugar más idóneo para hablar de ciencia, pero al contrario de esta intuición tiene grandes ventajas:
- El emisor está a pocos metros del receptor y, a pesar del ruido que suele haber en los bares, se puede captar con más facilidad la atención del emisor.
- Es un canal que no sólo utilizan los receptores interesados en recibir la información, también todos aquellos que, tras una jornada de trabajo, acuden a un bar a relajarse con los amigos, con lo que la información llega a un público más amplio.
- El receptor, al estar más relajado, es capaz de recibir la información con más fluidez.
- El emisor, al estar alejado de su entorno habitual en el que transmitir la información, se libera de las normas establecidas en su entorno y puede comunicar de manera más directa y sin el lenguaje farragoso que utilizaría normalmente y que generaría un ruido innecesario.
En España, cada vez más, se comunica la ciencia utilizando este canal. Proyectos como Ciencia en el bar, Ciencia en el Bulebar, Jam Science o el festival Pint of Science (sé que me estoy dejando muchos y pido disculpas) están cobrando fuerza y consiguiendo que haya más emisores interesados en utilizar este canal para llegar a más receptores, suprimiendo el ruido que habría en otros canales.
No voy a negar que tengo intereses en el festival Pint of Science ya que colaboro voluntariamente en la organización, pero creo que, además del resto de proyectos, Pint of Science tiene un añadido más en la eliminación del ruido. Pero este ruido es de otra índole.
Yo, y muchas personas con las que hablo, tenemos la impresión de que España está aislada del resto del mundo en cuanto a la producción y comunicación científica. No significa que tanto la producción como la comunicación sea mala, al contrario, a pesar de las circunstancias económicas que nos rodean ésta es fantástica. El aislamiento al que me refiero es geográfico. Da la impresión de que España no tiene participa en este tipo de actividades y ciudadanos de otros países podrían pensar (y estoy especulando) que en España no nos importa la comunicación de la ciencia.
Pint of Science es un proyecto internacional. Nació en 2012 en el Reino Unido cuando investigadores del Imperial College de Londres, los doctores Praveen Paul y Michael Motskin, pusieron en marcha un evento llamado ‘Meet the Researchers’ (“Conoce a los investigadores”) en el que llevaron a pacientes afectados de Parkinson y Alzheimer a los laboratorios para ver exactamente qué es lo que se estaba haciendo en la investigación de sus enfermedades. Cuando comprobaron el interés de la gente decidieron que, igual que ellos iban a los laboratorios para acercarse a la ciencia, la ciencia podía ir a buscar a la gente, si no a sus casas por lo menos a los bares.
En mayo de 2013, se celebró la primera edición de Pint of Science en el Reino Unido con un éxito abrumador.
Tras ese primer éxito, la edición de 2014 incluyó a Irlanda, Francia, Estados Unidos, Suiza y Australia. La edición de 2015, a la que se sumó España, se celebró simultáneamente en Gran Bretaña, Irlanda, Francia, Estados Unidos, Australia, Italia, Alemania y Brasil. En el 2016 Sudáfrica, Austria y Canadá se incorporaron también al festival. Y en 2017 llegará también a Japón.
La primera edición 2015 en España tuvo lugar en 8 ciudades como españolas y fue un éxito. El interés por llevar la investigación científica a los bares fue en aumento y en 2016 fueron 21 las ciudades que organizaron el festival. En 2017 serán 43 ciudades y más de 100 bares.
Este festival pone a España en el mapa mundial de la comunicación científica. Todos los países que organizan el festival lo hacen simultáneamente dando un carácter internacional a la comunicación de la ciencia que se hace en España y contribuyendo a explorar nuevos canales en los que mejorar la transmisión de información entre el emisor y el receptor.