Todo país de nuevo cuño, máxime si acaba de salir de una cruenta guerra civil, necesita reafirmar su identidad con “héroes nacionales” y Serbia no iba a ser una excepción. Lo que es realmente excepcional en Serbia es que uno de estos “héroes nacionales” es un cient… bueno, mas bien se consideraba a si mismo un inventor: Nikola Tesla.
La vida de este serbo-estadounidense de origen croata (¡Toma castaña!) está llena de altibajos y claroscuros. Cualquiera que se acerque a su biografía podrá comprender como le debemos practicamente nuestra vida cotidiana a un tipo alto, delgado, obsesionado con el número 3 y célibe, que se vestia a la moda de dos décadas atras. Las turbinas que producen electricidad en las centrales, los motores de los modernos coches eléctricos, la radio y el control remoto no serían posibles sin las invenciones de este genio.
Desde hace un tiempo se está produciendo una recuperación del Nikola Tesla auténtico, alejado de ese icono pop en el que se ha convertido a raíz de su aparición en “The Prestige”, “Sanctuary”, videojuegos… Sin olvidar las hordas de magufos que dan pábulo a sus locas ideas y alucinaciones del final de su vida como la energía libre.
¿Por qué cuento todo esto ahora? Pues porque en colaboración con la embajada de Serbia se expone estos días en la Real Academia de Ciencia, hasta el día 29 de marzo, una muestra de la vida y obra de Tesla con material procedente del “Tesla Museum” de Belgrado. Una serie de paneles y maquetas y un par de experimentos (espectaculares, eso sí) que solo sirven de pequeña introducción para todo aquel que se anime a zambullirse a fondo en su interesante vida. No se la pierdan se ve en 15 minutos, pueden hacer cosas tan chulas como que un tubo de neón se encienda en su mano y dan ganas de largarse a Belgrado a ver la exposición completa.
Para saber más:
“Nikola Tesla: el genio al que le robaron la luz” Margaret Cheney Ed. Turner
“Yo y la energía” Autobiografía de Tesla con introducción de Miguel A. Delgado Ed. Turner