
La “viagra” de la época romana fue el Silfio, planta que se extinguió en el siglo I d.C., en tiempos de Plinio, como consecuencia de su explotación intensiva e ininterrumpida durante cinco siglos. Y es que la Umbellífera Ferula, una desconocida Ferula sp. -Fam. Umbellíferae– endémica del norte de Libia, fue auténtico “oro verde” pues de ella se usaban los frutos, la raíz y los tallos, pero sobre todo un jugo resinoso que exudaba la planta mediante cortes o incisiones. Este jugo era llamado laser o laserpicio. Usada en la cultura greco-romana como especia, medicina, afrodisiaco, abortiva, etcétera, constituía la principal riqueza de Cirene, ciudad situada en el extremo norte del continente africano. Tanto es así que era representada en numerosas monedas, mosaicos y otros lugares, y, ha quedado como un símbolo que perdura.

Existen numerosas referencias históricas a este recurso escaso y valioso; tras el asalto final a Roma por parte de Julio César, en el año 49 a.C., todavía halló unos 500 kg de esta especia depositados en la cámara del tesoro público; en época de Plinio, en el s. I. d.C., fue representado en numerosas monedas, mosaicos, y otros lugares. Desde entonces ha quedado como un símbolo de riqueza, que perdura en la heráldica y la historia. También en época de Nerón, allá por el año 60 d. C., éste pudo contemplar la última planta viva de Silfio. En el libro de cocina de Apicius De Re Coquinaria, de entre s. I-s. IV d.C., pues parece que el libro se fue rescribiendo, se menciona con frecuencia el Silfio; parece que ya entonces era adulterado con el síler o asafética (Ferula assafetida), planta de origen asiático de actual uso aún en la cocina turca, iraní, hindú y otras tradiciones orientales. La medicina ayurvédica la utiliza con frecuencia como antihelmíntico, es decir, para combatir los parásitos intestinales.

El Silfo se convirtió en un producto tan importante para la economía cirenense que su imagen fue estampada en muchas monedas de oro y plata que se acuñaban en la ciudad. Las imágenes presentaban, con frecuencia, una dama regia sentada sobre una silla, con una mano en la planta y otra sobre sus genitales. La planta, cuyos frutos tenían forma de corazón, ha llevado a algunos historiadores a relacionar este símbolo con ser una invitación a hacer el amor sin límites, como precursor, además, del moderno símbolo del corazón cuyo significado es “Te Amo”. La explicación la hallaríamos en las muchas propiedades de esta planta que, junto con su capacidad abortiva, se le atribuyó su poder preventivo de embarazos.
Este anticonceptivo natural expandió su mercado por el mundo antiguo, llegando a Europa, África y Asia, que demandaban el versátil hinojo. Sus semillas se utilizaron ampliamente por los estados más prominentes del mundo, incluidos los ciudadanos de la antigua Grecia, Egipto, Roma e India.
Pero, entre las características de la planta, estaba el hecho de brotar silvestre y a lo largo de la costa del mar Mediterráneo, de manera que no fue posible su explotación más allá de estos términos. Si bien se desconoce exactamente la causa precisa de la desaparición de la planta, no obstante, todo apunta a la sobreexplotación del producto silvestre junto con el pastoreo de ganado, que provocaron que la población de Silfio disminuyera a niveles en los que fue imposible recuperarse.
Marina Limiñana Gregori
Coordinadora Ciclo DivulgArte. Sede Universitaria Ciudad de Alicante.