¿Es posible un viaje tripulado a Marte en los próximos diez años?

¿Es posible un viaje tripulado a Marte en los próximos diez años?

Colonizacion Marte - El Marciano - AECC - Mrgorsky - 560x280pxEl pasado 21 de marzo de 2017, el Presidente de los EE.UU. firmó una ley presupuestaria en el que se concedían casi 20.000 millones de dólares a NASA para, entre otras misiones, preparar la exploración humana de Marte. En la ley se especificaba la fecha del 1 de diciembre de 2017 en la cual deberá estar listo un documento inicial, a modo de “hoja de ruta”, con los primeros requisitos técnicos necesarios para tan grandiosa aventura. Una especie de resumen de los planes que ya existen. Pero, ¿son realistas estos planes norteamericanos o se trata de otra maniobra de propaganda para justificar tamaño presupuesto?

Hace poco, mientras revisaba mis apuntes y artículos de prensa guardados en carpetas, me encontré con una revista “Muy Interesante”, de hace veinte años, en la que se afirmaba que “dentro de 20 años”, ósea ahora, íbamos a poder ver cómo algunos astronautas pisaban la superficie de Marte. Pues bien, en este breve artículo explicaré los problemas a los que se enfrenta una misión a Marte con el fin de aclarar si los planes de Trump son realmente posibles o no debemos preocuparnos, de nuevo, hasta dentro de 20 años.

Tipo de misión.

Marte - NASA - AECC - mrgorsky - 560pxSi queremos ir a Marte con astronautas, lo primero que debemos decidir es el tipo de misión. En los últimos tiempos se ha planteado la opción de un viaje de solo ida pero esta opción no tiene mucho sentido en términos de seguridad. Sin olvidar los problemas sociales que surgirían entre los colonos. Porque si se quisiera colonizar también tendríamos que hablar de la reproducción de los individuos. Y eso se junta con otro problema, el de la poca diversidad genética de los futuros individuos. En definitiva, se trata de una opción bastante inconveniente. Sin embargo se puede plantear otro tipo de viaje. Un viaje de ida y vuelta pero sin aterrizar en la superficie marciana. Al estilo del que realizó el Apolo 8 en 1968 alrededor de la Luna. La idea es más simple que la anterior propuesta pero ir a Marte para luego no bajar a la superficie es como si Colón hubiera visto la costa americana y se hubiera vuelto a España. Como esta solución tampoco parece la más adecuada, sólo nos queda la última. Viajar a Marte y descender a su superficie para luego regresar a la Tierra. Esta opción parece la más lógica y estaría al mismo nivel que el Descubrimiento de América o el Programa Apolo. Además, nos permitiría la exploración, el estudio y el análisis “in situ” de Marte, que es la gran diferencia y ventaja que tendríamos los humanos frente a las sondas y robots. Finalmente, comentar que la misión sería una mezcla de EOR (Encuentro en Órbita Terrestre) y MOR (Encuentro en Órbita Marciana). En la órbita terrestre se “montarían” las distintas partes que compondrían la nave espacial y en órbita marciana se separaría el módulo de descenso, quedando la otra parte de la nave orbitando Marte.

Tripulación.

Pasemos ahora a analizar la tripulación necesaria. Al ser la misión MOR, un grupo de astronautas descenderían a la superficie de Marte mientras otro grupo se quedarían en la órbita. Así mismo, dada la duración del viaje sería necesario contar con médicos, cirujanos, ingenieros que puedan arreglar las posibles averías, psicólogos (todos sabemos lo que es convivir con un grupo de personas en un espacio reducido durante las 24 horas del día), científicos, geólogos, navegadores y pilotos. Y por qué no decirlo también, algún artista, poeta o pintor que sepa trasmitir al resto de la Humanidad esa experiencia desde un punto de vista más emocional. Se trataría, por tanto, de una tripulación extensa. Seguramente de más de seis individuos por lo que el módulo Orión que está desarrollando NASA no sería apropiado. Sin olvidar que es un módulo muy pequeño y los requerimientos de la misión a Marte, como veremos a continuación, implican un mayor espacio y, por tanto, una nave espacial más grande.

Tamaño y dimensiones de la nave. Protección frente a las radiaciones.

Colonizacion de Marte - NASA - concepto - AECC - mrgorsky - 560pxLa nave que fuera a Marte sería, probablemente, la nave espacial más grande construida hasta el momento. Debería tener espacio suficiente para instalar un quirófano, un taller de reparaciones, aposentos para los tripulantes, zona de higiene, almacén de comida y medicinas, y zona de ejercicios físicos (hacer ejercicio diario en gravedad cero es obligatorio para no perder masa muscular). Se podría plantear crear gravedad artificial, con una parte rotatoria en la nave, al estilo de lo que vemos en las películas de ciencia ficción, pero a costa de aumentar el tamaño y el peso de la misma. El viaje de ida duraría entre dos y tres años, lo mismo que el de vuelta, más el tiempo de permanencia en Marte, por eso es necesario todo ese espacio en la nave espacial. No hay que olvidar tampoco que hay que reservar espacio para los motores, los depósitos de combustible y energía (paneles solares, pilas de energía, etc.). En definitiva, se trata de una nave gigantesca para lo que estamos acostumbrados a ver y debería ser construida por módulos en la órbita terrestre del mismo modo que se hizo con la Estación Espacial Internacional. No hay que olvidar que la nave estará expuesta durante todo el viaje a la radiación (solar y cósmica) por lo que será necesario protegerla convenientemente, lo cual  implica aumentar el peso de la misma al tener que instalar un escudo.

Comunicaciones.

Otro problema que se plantea en un viaje de estas características es el retraso de las comunicaciones entre la nave y la Tierra. La distancia entre Marte y la Tierra es aproximadamente de 56 millones de kilómetros lo cual hace que las ondas electromagnéticas tarden demasiado tiempo (unos 3 minutos) en recorrer esa distancia por lo que la tripulación no puede depender de las soluciones propuestas desde Tierra en caso de un problema grave y urgente. De ahí que se tienda a entrenar a los tripulantes y a diseñar la nave para que sean lo más independientes posibles, dotándolos de una capacidad de auto diagnóstico y auto reparación muy necesaria.

Financiación y derechos.

Y llegamos a la parte en la que calculamos el coste de todo esto y decidimos quién manda ya que, parece una conclusión bastante realista, afirmar que este proyecto no va a ser liderado (y pagado) única y exclusivamente por un solo país. Parece de sentido común buscar alianzas entre países interesados de la misma forma que se hizo con la Estación Espacial Internacional. Pero esa cooperación internacional va a traer consigo una serie de cuestiones a resolver. Por ejemplo, decidir la aportación económica de cada país y en función de eso, los derechos de cada parte; quién decide el plan de vuelo, las tripulaciones, el tipo de investigación, etc. Sin duda la diplomacia será muy necesaria en todo este proceso.

Conclusiones.

Monte Olympo - Marte - NASA - AECC - Mrgorsky - 560pxParece evidente que diseñar una tecnología como la que acabamos de describir conllevaría un gasto superior a los 20.000 millones de dólares asignados a NASA en 2017. Existe, sin embargo, un magnífico precedente en donde la cooperación internacional ha sido tan provechosa; la Estación Espacial Internacional. Sin duda, ese será el camino a seguir en cualquier futuro proyecto espacial de envergadura. Pero sin la atención del público, el espacio es solamente algo demasiado caro para ser financiado. De hecho, probablemente, la razón por la que los Seres humanos aún no hemos ido en Marte es debido al “fracaso” en la comercialización de la misión, en el “marketing” del viaje. Aquí habría que fijarse en lo que NASA hizo, durante el Programa Apolo, en cuestiones de marketing y Relaciones Públicas. Actualmente estamos en unos tiempos en los que NASA lucha por encontrar, de nuevo, la relevancia que tuvo. La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio está en medio de una crisis de identidad y de marca entre su público objetivo. Y es que su “mercado” mira más, hoy en día, a su competencia; Virgin Galactic de Richard Branson, SpaceX de Elon Musk, Blue Origin de Jeff Bezos, etc.

Marte está realmente lejos de nosotros y ese es el problema principal que hay que asumir. Inyectar dinero por inyectar, sin haber ganado antes los corazones y las mentes de los contribuyentes, no parece una buena idea a largo plazo. Primero hace falta un verdadero liderazgo político que hoy en día no parece existir, unido a un grupo de visionarios y gestores competentes que “vendan” bien el producto para ser comprado por el público como algo beneficioso para ellos y para el Ser humano en su conjunto.

Por tanto, en vista de todo lo anteriormente planteado, no parece muy probable que se vaya a realizar un viaje tripulado a la superficie de Marte en los próximos diez años. A lo mejor, habría que dar antes un paso más pequeño y seguro estableciendo una base permanente en la superficie de la Luna. Esto permitiría desarrollar la tecnología y los procedimientos necesarios para, después, dar el salto a Marte. Aunque, desgraciadamente, esto tampoco parece muy probable que vaya a ocurrir en los próximos diez años.

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