¿Dónde está el origen del Universo? Una teoría

¿Dónde está el origen del Universo? Una teoría

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Me reconozco como un tipo teórico: tengo teorías para todo. Básicamente voy mendigando ideas que me expliquen los porqués desconocidos y los cómo ignorados: “Una teoría por el amor de Dios, si es que existe”.

A menudo me han bajado de trenes por gritar teorías a voz en cuello mientras repartía papelitos que rezaban: “Disculpe la molestia, soy argentino y solo sé hacer teorías”. También trapicheo con teorías piratas para estudiantes de ciencia y a veces he llegado a sentir mono de teorías, que no es un mono teórico ni mucho menos.

Me gusta pensar que la teoría de cuerdas (que  señala  que cada partícula elemental es una cuerda microscópica que vibra en una determinada frecuencia y los infinitos modos de vibrar son su identidad: su masa y su fuerza) se sacude de la influencia del mundo microscópico y se hace con el Universo entero. Así, las galaxias serían cuerdas que vibrarían en una onda determinada, cuya amplitud y frecuencia, estaría determinada por la gravedad.

Y claro, de la gravedad también tengo una teoría: dado que esta fuerza no actúa a nivel de las partículas, ¿para qué necesita al gravitón (la partícula que hace que la gravedad actúe)? ¿Y si la causa de la gravedad fuera la masa? Ahora abro paréntesis: cuando le pregunté esto a Chad Rozel, doctor en Física y Química de la Universidad de Maryland y autor del libro Conversaciones de Física con mi perro, me respondió: “Cuando descubramos esta partícula en verdad no tendrá nada que ver con una partícula en el mundo real. Pero su descubrimiento será importante ya que podrá explicar, por ejemplo, qué ocurre en un agujero negro, un sitio donde la física se supone es diferente.” El caso es que su respuesta, me alegro la tarde. ¡Durante una semana! Cierro paréntesis.

El caso es que tengo una teoría: a los 10-43 segundos del Big Bang (cuando surgieron el tiempo y el espacio) el origen del universo se encontraba en Luarca, Asturias.  Y esto se puede comprobar del siguiente modo.

Comenzamos.
A principios del siglo XX, el astrónomo Vesto Melvin Slepher (más galáctico no podía ser su nombre) comenzó a hacer análisis espectográficos de estrellas lejanas. Un espectroscopio compara los patrones de luz que generan diferentes fuentes.  Es como un prisma que descompone la luz solar en un arco iris. Así, cada elemento tiene un patrón distinto, una huella de luz, por así decirlo. Si cogemos un tubo brillante de hidrógeno y dirigimos la luz que emite hacia un prisma, no se verá el arco iris, sino una linea roja brillante, otra azul y más pálida y varias líneas más delgadas y tenues. Esa es la huella del hidrógeno y es solo suya. Pero con la luz, cualquiera sea su fuente pasa algo más extraño. No solo tiene una huella propia dependiendo de su fuente, también se comporta como una onda. Y todas las ondas, la luz, el sonido y hasta las olas, están sujetas al efecto Doppler. Este funciona de un modo que siempre hemos podido comprobar (aunque no hayamos sido conscientes de ello) cuando una ambulancia pasa a nuestro lado: a medida que la sirena se acerca a nosotros, su sonido se hace más agudo y cuando se aleja es más grave. Esto demuestra que la longitud de las ondas (las del sonido, las de la luz y hasta la olas, todas las ondas), a medida que se aleja, se hace más grande. Y como con la luz sucede lo mismo, cuanto más lejos se encuentra una fuente de luz de nosotros mayor será su longitud de onda (el espectro visible va del violeta con unos 400 nanómetros de longitud de onda, al rojo, con uno 750 nanómetros de longitud de onda), un objeto que se aleja, cambiará al rojo. Cuando Slepher vio que la luz de la mayoría de las estrellas que observaba cambiaba al rojo, se dio cuenta que el universo no era estático: las galaxias se estaban alejando de nosotros. Pero esto no termina aquí.

Ahora deberíamos escuchar al físico neerlandés Hendrik Lorentz. Él se basó en la fórmula de Einstein, la energía es igual al producto de la masa por la velocidad de la luz al cuadrado, o E=mc2, para deducir que si llevamos algo a la velocidad de la luz, su masa también aumentará. Mediante su fórmula, el factor de Lorentz, sabemos cuánto: a un 50% se multiplica por 1,155, al 80% por 1,66, al 86,6% por 2 y a partir del 99% las potencias se vuelven locas y se multiplican por millares. Parece complejo, pero quedaos con esto y sigamos con Hubble, no el telescopio, sino el científico.

Edwin Hubble, uno de los astrónomos más influyentes de la historia, descubrió que la velocidad y la distancia a la que se alejan las galaxias son proporcionales: cuanto más lejos está, más rápido se aleja. Esto sirvió para hacer un cálculo que hacía tiempo tenía a mal traer a los científicos:¿Cuán viejo es el Universo? La respuesta más aceptada hoy en día (en su momento Hubble situó el nacimiento hace 2.000 millones de años) es que todo se inició hace 13.700 millones de años (millón arriba, millón abajo). Cuando hable de mi teoría con Javier Armentia, director del observatorio de Pamplona, me dijo que él también utilizaba estos datos para iniciar algunas conferencias (y también agregó que me demandaría si lo hacía yo). Pero señaló que no era disparatada. Y ahora viene mi propuesta: si somos capaces de medir la velocidad a la que se alejan las galaxias de nosotros (una cifra aceptada es a un 88% de la velocidad de la luz) y sabemos que a esta velocidad, la masa aumenta multiplicada por un factor de poco más de 2, ¿qué ocurriría si retrocediéramos en el tiempo? Si “rebobinamos” las galaxias a la velocidad a la que se están alejando de nosotros, al tiempo que reducimos su masa por el factor Lorentz, puede que nos encontremos con que después de retroceder 13.700 millones de años, todas las galaxias se concentran en un punto. Para mí ese punto es Luarca.

Desafortunadamente la teoría no es válida: la velocidad de recesión de las galaxias no es siempre uniforme y algunas, como Andrómeda, se están acercando a nosotros (cambian al azul) por decir algunos ejemplos.
Pero como soy un tipo teórico, tengo una teoría: no hay que rendirse. Y para mi, el origen del Universo, seguirá estando en Luarca. Quizás para vosotros sea Valencia, Timbuctú o Tierra del Fuego, pero como la teoría es mía (bueno, mía y de Javier Armentia), decido que sea allí. A Severo Ochoa le hubiera gustado. Mientras tanto…¿tenéis alguna teoría, por el amor de Dios?

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