
La pérdida de un museo como Cosmocaixa es una mala noticia para la cultura científica de Madrid y de nuestro país. Una mala noticia sin paliativos para la cultura, sin adjetivos. Los responsables de Cosmocaixa Madrid afirman que su cierre no supone abandonar su programa cultural de ciencia sino que obedece a “una reorientación” del mismo con el objetivo de “incrementar su impacto y número de beneficiarios”, llevando actividades de divulgación al céntrico Caixaforum y a las aulas. Confiamos en que se cumpla esta promesa y no tenemos razón alguna para dudarlo pues a la Fundación La Caixa le avala una trayectoria de compromiso con la ciencia y la divulgación, a la que dedicarán, según han declarado, más de 60 millones de euros en 2013.
En todo caso, pase lo que pase con la oferta de ciencia de la Fundación Obra Social La Caixa no podemos sino lamentar que nuestros ciudadanos pierdan un centro cultural de ciencia como CosmoCaixa, que será insustituible en Madrid pues Caixaforum tiene muchos otros fines y compromisos con la cultura de las artes. Ojalá la ciencia no desaparezca en la cultura, como si no fuera una parte básica que necesita presencia propia. Además nos preocupa la posible destrucción de puestos de trabajo de monitores y educadores científicos, profesiones propias de nuestros asociados.
Ojalá el cascarón vacío, que ha sido emblema de Alcobendas, se llene pronto, y se llene de ciencia, de divulgación de la ciencia, tan necesaria para los ciudadanos, tan cultura, digámoslo de nuevo, como las exposiciones de arte que abarrotan el centro de la capital. Porque no debemos transmitir el peligroso mensaje de que el conocimiento científico es un lujo por encima de nuestras posibilidades.