
El periodismo del siglo XXI es el periodismo científico. Con permiso del presidente de la Asociación Española de Comunicación Científica, empiezo esta reflexión con una frase robada. La soltó, así como quien no quiere la cosa, Calvo Roy en el acto de entrega de los III Premios de Periodismo del Foro Transfiere. No se detuvo a explicarla, no hizo falta. A veces, lo evidente no requiere explicación, pero, de nuevo con permiso del presidente, yo me he empeñado en dársela.
El periodismo científico es el periodismo del siglo XXI porque es ahora y no antes cuando la ciencia y la tecnología tienen que estar a la altura de las circunstancias. Al planeta se le acaba el tiempo y quienes lo habitan tienen que saber qué estamos haciendo para solucionar los grandes retos.
El periodismo científico es el periodismo del siglo XXI porque la ciencia y la tecnología han democratizado la información, creando un universo de sabelotodos infoxicados. Alguien tiene que hacer el trabajo sucio y contar qué es científico y qué no.
El periodismo científico es el periodismo del siglo XXI porque la ciencia y la tecnología están de moda, porque no se puede habitar este siglo sin entenderlo.

Pero, por encima de modas o razones sociales, el periodismo científico es el periodismo del siglo XXI porque quienes lo ejercen se han convertido en la última aldea gala de este oficio centenario entregado al imperio de la inmediatez y la información superficial. Basta cliquear en la web de cualquier medio o encender la radio o la televisión para comprobarlo. O puede una tener el privilegio de participar como jurado en convocatorias como los Premios de Periodismo Transfiere y recibir más de medio centenar de trabajos que te reconcilian con tu oficio. Después de leerlos, de verlos y escucharlos la evidencia se convierte en certeza.
Son las personas que ejercen el periodismo científico las que aún recuerdan la deontología de esta profesión, quienes investigan, buscan temas propios, acuden a diferentes fuentes, huyen de individualismos, contrastan la información, mezclan y agitan todo eso y nos sirven historias que nos seducen, interesan e informan. Y ahora comparen esa manera de trabajar con la información política y económica con la que nos desayunamos cada mañana. Y entonces no hará falta explicar por qué el periodismo científico es el periodismo del siglo XXI.
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