¿Pueden evitarse las paradojas de los viajes en el tiempo?

¿Pueden evitarse las paradojas de los viajes en el tiempo?

Fantastic_196009En un cuento de ciencia-ficción escrito en 1962 por Arthur Porges y titulado The rescuer (El rescatador), los inventores de una máquina del tiempo descubren que un hombre ha entrado en la máquina para viajar hacia el pasado. Para impedírselo, destruyen la máquina con el hombre dentro. Cuando se les juzga por asesinato y destrucción de bienes valiosos, se explican:

Este hombre se llevó consigo un rifle de repetición y cinco mil balas explosivas. Su intención era trasladarse al Gólgota para rescatar a Jesucristo de los soldados romanos. En breve, impedir la crucifixión. Con un rifle moderno, quizá lo habría conseguido. ¿Y entonces qué?… ¿Qué efecto tendría eso en el futuro, en toda la historia secular y religiosa?

El cuento es un ejemplo excelente de la paradoja de la predestinación que mencioné en un artículo anterior, entre otras varias que nos hacen dudar de la posibilidad de realizar viajes en el tiempo. Pero ¿no hay ninguna manera de evitar las paradojas? ¿Es posible idear una teoría que las elimine y haga factibles, al menos en principio, los viajes en el tiempo? Se han propuesto varias formas de conseguirlo.

Primera: el pasado no se puede cambiar. Si el viaje en el tiempo fuese posible, los viajeros podrían llegar al pasado, pero no interactuar con él. En un cuento de Charles F. Hall citado por C.S.Lewis en el prólogo de su libro El gran divorcio, el viajero en el tiempo descubre que las gotas de lluvia le atraviesan el cuerpo, y que le resulta imposible comerse un bocadillo, porque sus dientes no pueden perforarlo.

Segunda: el principio de la consistencia, propuesto por el cosmólogo ruso Igor Dmitrievich Novikov, que afirma que los sucesos provocados por los viajeros en el tiempo que podrían dar lugar a paradojas tienen probabilidad cero. Con otras palabras: el viajero podría intentar asesinarse a sí mismo cuando era niño, pero por mucho que lo intentara no lo conseguiría. Obsérvese que en Harry Potter y el prisionero de Azkaban, donde Harry y Hermione realizan un viaje en el tiempo, la autora ha tenido cuidado de que se cumpla a rajatabla el principio de la consistencia, pues todas las interacciones de los viajeros con su propio pasado son compatibles con lo que ellos mismos habían experimentado previamente.

Tercera: El problema puede resolverse introduciendo una idea de la que he hablado alguna vez, el multiverso cuántico en el tiempo, propuesto hace más de medio siglo por Hugh Everett iii. De acuerdo con esta interpretación de la mecánica cuántica, cada vez que colapsa una propiedad de una partícula (por ejemplo, su spin), el universo se divide en dos, que sólo difieren en el resultado de ese colapso. Como hay un número enorme de partículas, y cada fracción de segundo colapsan muchísimas, tendría que haber un número incalculable de copias de nuestro universo, con historias ligeramente diferentes. Cualquier historia posible habría sucedido en alguno de esos universos.

Deutsch
            David Deutsch

¿Cómo resuelve eso las paradojas? Consideremos, por ejemplo, la del suicida. El inventor de una máquina del tiempo se traslada al pasado y se asesina a sí mismo cuando era niño. De acuerdo con David Deutsch, conocido por sus investigaciones sobre computación cuántica, al viajar en el tiempo hacia el pasado, el inventor se traslada a otro de los innumerables universos del multiverso de Everett, distinto del nuestro. Después de asesinarse a sí mismo, en ese otro universo él no podrá inventar la máquina del tiempo ni realizar el viaje, pero en el universo original nada habría cambiado, el niño no habría sido asesinado y la paradoja no llegaría a producirse.

Veamos ahora mi problema de la máquina del tiempo. Demostraba que los viajes en el tiempo son incompatibles con la libertad humana en cosas tan sencillas como cambiar o no cambiar de silla. En los dos escenarios planteados en el problema, si el viajero cambia de silla en un momento del tiempo, está obligado a cambiar también en el otro, so pena de provocar una inconsistencia en el universo (un objeto sin causa, como en el cuento de San Mimes). Pues bien, utilizando el multiverso de Everett esta paradoja también desaparece, pues el cambio (o no cambio) de silla, al tener lugar antes y después de un viaje en el tiempo, se efectuarían en universos diferentes y no provocarían inconsistencias.

Resumiendo: Deutsch salva la posibilidad de realizar viajes en el tiempo a costa de suponer que el origen y el destino del viaje se encuentran en universos diferentes; una condición un poco drástica. Parece, por consiguiente, que para que los viajes en el tiempo sean posibles tienen que ocurrir las siguientes cosas:

  1. La teoría-B del tiempo tiene que ser verdadera. De lo contrario, no podría haber viajes en el tiempo.
  2. El multiverso cuántico de Everett debe ser la interpretación correcta de la mecánica cuántica. Esto implica que existe un número incalculable de universos, muchos de ellos enormemente parecidos entre sí, en los que cualquier cosa que pueda suceder sucede.
  3. Los viajes en el tiempo deben tener lugar siempre entre dos universos diferentes.

Me parece sorprendente que físicos de prestigio pierdan el tiempo con estas teorías, que pertenecen a la ciencia-ficción más que a la ciencia, y que las publiquen en revistas científicas serias (y se las acepten).

Fermi
  Enrico Fermi

Lo peor es que la paradoja de Fermi seguiría en vigor, a pesar de todas estas soluciones tan imaginativas. Porque, si los viajes en el tiempo fuesen posibles, ¿dónde están los viajeros? ¿Por qué no están aquí?

En conclusión: parece mucho más fiel a la realidad, tal como la conocemos, postular que la teoría A del tiempo es correcta y que los viajes en el tiempo son imposibles. Cualquier otra cosa, como decía Becquer, no es más que un rayo de luna.

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