RELIGIOSIDAD

RELIGIOSIDAD


En este blog hemos visto un encendido y sesudo debate religioso existencialista sobre Dios. La verdad es que ha sido el tema más debatido, de largo, de todos los tratados hasta ahora. Yo, que aunque no versado en filosofía me precio de ser buen lector, había momentos en los que debía leer dos (o tres) veces algunos párrafos para no perderme, de lo profunda que llegó a ser la discusión.

Uno de esos días en los que leí varias replicas, contrarréplicas y recontrarréplicas me di un paseo por la playa dejando mis pensamientos vagar entre el sonido de las olas, el frescor del agua en los tobillos y la suavidad de la arena (también alguna concha y “El Lorenzo” calentándome la calva, todo sea dicho). Al volver a casa, mientras me lavaba los pies en una ducha pública, pude escuchar una conversación entre varios jóvenes (16-17años) que trataba sobre la Virgen María (dos días antes se celebró el día de la Patrona de Huelva, la Virgen de la Cinta) y la Iglesia en general y como venía de leer en el blog sobre este tema, presté una especial y cotilla atención.

Cuando terminé de escucharlos pensé si se enterarían de algo de lo que se escribió en este blog hace unos días y me planteé cual debe ser nuestra tarea como miembros de una Asociación de Comunicación Científica. Discutir si Dios existe o no me parece muy bien, y este lugar me parece el acertado ya que sólo nos acercamos a él, mayoritariamente, “Divulgadores Científicos” que debemos tener las ideas muy claras, pero no debemos perder el norte en ningún momento, conste que creo que nadie lo ha perdido aún.

Y digo esto porque cuando oí ciertas afirmaciones se me paró el corazón de tanta ignorancia, seguro que si les pregunto quién dio la primera vuelta al mundo me dicen que Willy Fog. La conversación terminó cuando el que parecía ostentar una mayor autoridad entre ellos finiquitó la discusión con esta afirmación: “No me puedo creer lo que dice la Iglesia, ni la Biblia, porque todos sabemos que el original está escondido en los Archivos Secretos del Vaticano, y que la Biblia que leemos es la que ellos quieren que leamos”. Ahora discutamos si esta verdad es falsable o no, si es verdad o mentira… porque esto es lo que discuten, o asumen como verdad, muchos jóvenes de hoy intoxicados por novelas y películas pseudohistóricas más cargadas de mentiras que verdades, ¡qué oportunidad perdida para enseñar historia de la buena de forma didáctica!¡Si la historia verdadera supera muchas veces a la ficticia, ¿porqué inventar tanto?!.

Bueno, no quiero que penséis que me ha parecido mal la discusión tenida sobre la existencia de Dios (he aprendido mucho con vuestras intervenciones), pero me gustaría no perderme en esas alturas cuando todavía queda tanto trabajo por aquí abajo y por eso yo animo, por ejemplo, a todos mis conocidos a que se acerquen a la colección de libros “Vaya Timo”, sencillos y cercanos.

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