Pienso en la Conferencia Mundial de Periodismo Científico que habría tenido que tener lugar en El Cairo (la sede ideal para albergar por primera vez el evento en un país en vías de desarrollo -después de Londres, Melbourne y Québec- como lugar emblemático, también, para exponer lo mejor de la ciencia que se produce en el mundo árabe) pero que en su lugar ocurrirá en la más segura, pero también más aséptica Doha (aunque no creo que por eso deje de ser interesante, Oriente Medio y sus increíbles contrastes son siempre algo digno de conocer) y sé a ciencia cierta, antes de mirar el programa, que habrá una sesión quizá no exactamente titulada como esta entrada de blog, pero que tratará un tema parecido (Am I a Science Journalist?), puedo adivinar incluso los ponentes..
¿Van los blogs a acabar con el periodismo científico?
Pues no. Esa es la respuesta breve para aquellos que tengan prisa o los que, como yo, estén cansados de los enunciados apocalípticos. En estos tiempos rápidos que vivimos nos pasamos el tiempo anunciando el final de casi todo, de la prensa escrita, de los libros -a los que hemos enterrado en multitud de ocasiones- , de la radio -que ha vuelto a renacer a través de internet pero a la que también sepultamos en su día-, de la televisión -que iba a ser sustituida por internet- del periodismo, del periodismo científico…
Que alguien pare la rueda, por favor. Seguramente en lo que nos queda de vida a muchos de nosotros no veremos el fin de ninguna de esas cosas. Pero, evidentemente, en los tiempos que corren, donde la inmediatez y el tiempo se vive cada vez más deprisa, es también claro que nada de lo que conocemos o hemos conocido permanecerá estable durante mucho tiempo. Como el río de Heráclito todos los soportes informativos y la misma profesión están en continua evolución. Una evolución que, a veces, es más rápida que nosotros.
En el mundo anglosajón, en el que yo me introduje en el periodismo científico, y del que tomo una buena parte de mi visión, -lo que me produce, confieso, una cierta desazón y una sensación de irrealidad, cuando pienso en periodismo científico no sé si lo hago pensando en el anglosajón o en el español y soy consciente de que ambos mundos los conozco quizá sólo a medias-, se ha debatido con frecuencia (en la anterior WCSJ celebrada en Londres y en su evento “hijo” organizado por el equivalente a la AECC británica, la Association of British Science Writers, ABSW) sobre esta cuestión, sobre el papel de los blogs.
Aunque nunca se ha llegado a ninguna conclusión definitiva, si queda sobre la mesa, como ocurrirá en Doha, que los blogs científicos están ofreciendo una nueva faceta del periodismo científico. Muchos discutirían acerca de si se pueden considerar periodismo, pero en tanto cuanto yo los consumo como un artículo de prensa, para mí, en cierta forma, lo son.
La mayoría de ellos están escritos por científicos o personas aficionadas por ramas concreta de la ciencia (biólogos, neurólogos, químicos, etc), y en ese sentido, proporcionan un conocimiento mucho más específico y rico, que el que ofrece un periodista especializado en temas científicos al que igual toca hablar un día de energías renovables como al siguiente de células madre. Además, los blogeros escriben por afición, no por profesión, no cobran o reciben una remuneración por lo general escasa, así que cuentan con otras motivaciones más allá de ganarse la vida con esto. Le suelen dedicar más tiempo, más cariño, más pasión. Complementan las noticias con un mayor número de enlaces y muchas veces se molestan en buscar a la fuente con la que hablar directamente y tienen más tiempo para contrastar la información o conocen mejor a los investigadores del campo que pueden ofrecer una visión crítica…
¿Son todo ventajas? No, una pregunta lanzada recientemente en Twitter acerca de si los blogs científicos mejorarían teniendo un editor generaba una extraña casi unánime respuesta positiva… algo que no suele pasar mucho en este mundo en que tanto gustan los debates sobre puntos de vista enfrentados…
Si, a veces los blogs están escritos por personas que saben demasiado y se olvidan que sus lectores no siempre saben tanto. Hay veces que se exceden en el uso de terminología técnica. Y otras, en que sobran palabras y conceptos. Falta edición. Pero claro el día en que los blogs estén también editados quizá zanjaremos el tema de si son o no parte del periodismo científico.
Mientras tanto no creo que sustituyan a éste. Todavía los artículos de periódico y los reportajes de radio y televisión tienen la capacidad de llegar a un número mayor y más amplio de personas, quizá no siempre numéricamente, pero si en cuanto a edades y estratos sociales… No todo el mundo lee en internet ni todo el mundo lee blogs, aunque haya mucha gente que lo haga.
Cuando pienso en mi familia o en mis amigos, que siguen preguntándome por qué escribo sobre cosas tan raras, como si hubiera alguien en la sombra que me forzara a hacerlo o no tuviese más remedio por motivaciones que se les escapan y les son enigmáticas, pienso que es bueno que haya un artículo en la prensa de vez en cuando que suscite la curiosidad que a mi me empujó a este mundillo. Y quizá, con el tiempo, genere más lectores de blogs especializados…
En fin, que cómo siempre en estos casos sería mejor dejar a un lado las lanzas y convivir pacíficamente, aprendiendo de los otros..
Yo, por ejemplo, he aprendido mucho de estos blogs…
En inglés:
Y en español, además de los clásicos “blogs de blogs” que cuentan con favor del público (Microsiervos, Amazings), y los de Madri+d, que acaban de convocar un premio, destacaría:
Que conste que es un repaso rápido, sin ánimo de dejar fuera a nadie.. de hecho ¿cuáles son los blogs que vosotros leeís y que no deberíamos perdernos?