55 años de la AEC2 – Un poco antes

55 años de la AEC2 - Un poco antes

55 años de la AEC2 – Un poco antes

Autor: Antonio Calvo Roy

Desde hace tiempo siempre hemos discutido sobre cuándo se creó la, entonces, Asociación Española de Periodismo Científico, que en algunos lugares aparecía como del año 1971 y en otros del 73. Investigaciones recientes, con perdón por el lugar común, determinan que, al menos, en 1968 ya funcionaba y los medios hablaban de ella. Cincuenta y cinco años nos contemplan. Al menos.

Luisa Massarani es una investigadora brasileña de Fiocruz, un centro de investigación de Río de Janeiro, muy potente —los que han trabajado allí en las vacunas contra la covid; su presidenta entonces es la actual ministra de salud del Gobierno Lula— que tiene un departamento también importante de historia de la ciencia y de comunicación científica, precisamente en el que trabaja Massarani. Entre el 21 de enero y el 18 de febrero este equipo brasileño —Massarani, Ildeu Castro y Danilo Magalhaes— han estado en España, en Madrid y La Coruña, revisando el archivo de Manuel Calvo Hernando, fundador de la AEC2 y de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico, la AIPC, con el objeto de conocer en detalle al personaje y, sobre todo, su relación con Latinoamérica.

En el archivo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el organismo heredero del Instituto de Cultura Hispánica, en que Calvo Hernando fue jefe de prensa cerca de 30 años, han encontrado, además de otra infinidad de papeles sobre la AIPC, la noticia que ilustra estas líneas y que deja patente que, en julio de 1968, se estaba creando la AEPC para “promover y facilitar la difusión de la ciencia en la prensa española.” En la AECID, por fortuna, hay un estupendo equipo en el archivo que ha sido básico, según asegura Luisa Massarani, para que se haya podido encontrar una gran cantidad de información.

55 años de la AEC2 - Un poco antes
Artículo en España Económica (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Archivo Central. Fondo ICH. Caja 27.703. Carpeta 5728)

De todos esos papeles, en los que está trabajando Massarani y su equipo, se deduce que el año siguiente, 1969, se iba a llevar a cabo en Madrid un encuentro en el que se crearía la Asociación Iberoamericana, pero problemas presupuestarios dieron al traste con la reunión. Finalmente se celebró en Medellín, Colombia, ese mismo año, y allí se fundó la AIPC. Fue elegido presidente el chileno Eduardo Torres y secretario general Manuel Calvo Hernando, y había vicepresidencias para periodistas de Argentina, México, Brasil y Venezuela. De todo ello hay muchas cartas y documentos diversos, así como de los intentos de crear en todos los países del área asociaciones de periodistas científicos, algo que, con mayor o menor o menor fortuna, vida asociativa y duración, se consiguió en prácticamente todos ellos.

Ya desde 1968 se estaba trabajando en los estatutos, que se aprobaron en Medellín, sobre todo por el impulso de Calvo Hernando y del extraordinario periodista venezolano Arístides Bastidas —un personajazo— que organizó en Caracas, en 1974, el I Congreso Iberoamericano de Periodismo Científico.

Así pues, adelantamos en al menos tres años nuestros orígenes —probablemente en 1971 es cuando se consiguió el permiso oficial, aunque ya había estatutos, socios y funcionamiento— y, sobre todo, vamos a poder tener acceso a las investigaciones de Massarani y su equipo, que irán escalonadas en el tiempo porque entre ellas está la tesis doctoral que Danilo Magalhaes ha decidido hacer a la vista del ingente archivo y de “todos los tesoros que encierra”. Además del de la AECID, Magalhaes ha revisado estos días el archivo de Calvo Hernando, tanto los restos que quedan en su casa como el que, junto a su biblioteca científica, fue donado al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, en su sede de La Coruña. 50 megas de información fotografiada han cruzado el atlántico para ser pacientemente revisadas.

Entre los documentos, tienen especial relevancia los 48 cuadernos que cada uno de los viajes —el primero en 1953, cuatro meses después de su boda— que Calvo Hernando hizo a América, la inmensa mayoría de ellos al sur de río Bravo. En ellos detalla en qué reuniones participa, con quien se encuentra, qué crónicas hace, qué lugares visita y, en definitiva, constituyen precisos y preciosos diarios de viajes en los que está la formación y la evolución de la especialidad del periodismo científico en Latinoamérica.

En el año 1955 Calvo Hernando, con 32 años, viajó a Ginebra para cubrir como periodista la conferencia Átomos para la paz, lo que fue extraordinariamente revelador para él y, en cierto sentido, fundacional para el periodismo científico en España. Coincide, además, que este año 2023 se cumple el centenario del nacimiento de Calvo Hernando, 18 de noviembre de 1923, Fresnedillas de la Oliva, Madrid —donde la estación de seguimiento de la NASA—, por lo que, además de las investigaciones y publicaciones del equipo brasileño es probable que haya más actos para celebrar la efeméride.

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Credencial de Manuel Calvo Hernando en Ginebra, en 1955.

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