
Podríamos decir muchas cosas sobre este tema, pero planteo la siguiente reflexión. En un país donde el agua es tema de debate continuo, donde escasea más que sobra, ¿cómo podemos permitirnos el lujo de tirar de la cisterna y derrochar un montón de litros de agua potable?, ¿porqué en la última revisión de la Norma Técnica de Edificación no se ha obligado al montaje de sistemas de aguas grises? ¿no sería más barato modificar ciertos edificios para esto y obligar a los nuevos edificios a su instalación que hacer trasvases o montar desaladoras?. Si pensáramos en los lugares de África donde hay un grifo de agua “casi potable” para 50000 personas, creo que actuaríamos de otra forma. Me gustaría que esta nota fuera una llamada de atención a quién proceda. Saludos, Rafael E. Romero.