El tamaño de un gigante es motivo de curiosidad (Fotografía de M. Marras en La Voz de Galicia)
Por: Esteban Fernández Moreira
El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología abrirá en breve su nueva sede principal en La Coruña, aunque como dice el artículo publicado en La Voz de Galicia: De momento, no habrá cinta que cortar, pues se acercan las elecciones. Los visitantes llegarán cuando el Gobierno decida abrirlo”.
La clave está en la idea de descentralización de Zapatero, unida al hecho de que Madrid no acaba de encontrar ubicación para un museo creado hace más de treinta años, mientras que la Diputación coruñesa ha cedido al Estado un edificio singular y moderno, valorado en 15 millones de euros. Ello ha llevado a La Coruña la sede primera del Muncyt.
Hay otra razón y esa es Ramón Núñez, el actual director de este Museo Nacional, que después de crear los otros tres museos científicos de la ciudad (Casa de las Ciencias, Casa del Hombre y Casa de los Peces), y de haber participado en otros proyectos, como los de Valencia y Burgos, realiza un plan museológico para una institución propia del siglo XXI, capaz de llegar a toda la población española, y concreta un proyecto museográfico para ubicar el Museo Nacional, adaptando un edificio que había sido diseñado para ser escuela de danza y museo de arte, si bien hasta ahora nunca tuvo un plan de contenidos.
El diseño es de Victoria Acebo y Ángel Alonso, que recibieron por esta obra el Premio Nacional de Arquitectura Joven en la novena Bienal de Arquitectura Española, y se materializa en un cubo de cristal que permite una superficie de exposición de 6660 metros cuadrados.
Es un cubo que contiene dos espacios diferenciados: por un lado el tronco central de hormigón, con sus salas que se proyectan hacia el exterior como si de ramas se tratasen, y por otro, el espacio que queda entre esa estructura de hormigón y las paredes de cristal del cubo. El árbol central se dedicará a oficinas y servicios de apoyo, como taller de restauración, biblioteca, salón de actos, etc. El aspecto al entrar es el de un espacio expositivo diáfano. Un espacio que permite la exhibición de piezas de cuatro pisos de altura, como la cabina del jumbo Lope de Vega.
El museo tiene ya dispuestas 6 salas, dedicadas a todo tipo de públicos y diseñadas para provocar la curiosidad: grandes piezas, tesoros tecnológicos, ciencia española, rincón de chapuzas etc. Podéis ver fotos pinchando aquí.
La diferencia de este museo con respecto a otros centros interactivos es que posee fondos propios, unos 15000 objetos, de los cuales 200 son de gran valor histórico. Esto permitirá al museo renovar sus exposiciones de forma periódica. Si la colección se ha iniciado en la práctica poco después de la creación del museo, en las últimas fechas se han incrementado las donaciones de particulares. Estas donaciones se incorporan al patrimonio nacional y como tales se inventarían, se restauran y se conservan en condiciones apropiadas para su preservación para generaciones futuras.
Uno de los rincones del museo, llamado “Ex Catedra”, cuenta con una exhibición de aparatos de física y química del siglo XIX. Las piezas serán comentadas por dos robots, Pepexán y Marilú, que desde unos púlpitos futuristas explicarán los pormenores y curiosidades de cada pieza.
Pepexán tiene cuenta en Facebook con 1140 amigos. De esta manera Pepexán informa como el museo va cobrando forma. Por cierto, si estáis interesados podéis solicitarle que os agregue a su lista. ¡Es el primer robot con cuenta en Facebook!
Al igual que hizo el Jumbo en su día, esperamos que este museo despegue, especialmente ahora que en nuestro país necesitamos más que nunca confiar en la capacidad que tienen la razón y la inventiva para proporcionar soluciones que nunca hubiésemos imaginado. Es nuestro intelecto y nuestra capacidad de encontrar soluciones lo que más identifica la cultura humana y un museo de estas características viene a recordarnos lo positivo de este mensaje.
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