¿Dónde deben aparecer las noticias de Ciencia y Tecnología?

¿Dónde deben aparecer las noticias de Ciencia y Tecnología?

¿Dónde deben aparecer las noticias de C y T? ¿En espacios destinados a tal fin, en forma por ejemplo de suplementos especializados, o diseminadas a lo largo del medio? Nos fijaremos en el caso de la prensa escrita, en donde la tendencia general ha sido la de publicar suplementos específicos, aunque en los últimos años esta tendencia parece que ha sufrido un cierto declive.

Pierre Fayard, en su estudio “La Science aux Quotidiens”, donde publicaba los resultados de una encuesta sobre veinte diarios de ocho países europeos, afirma que la actitud del gran público se ha modificado positivamente ante la información científica y técnica cubierta periodísticamente, hasta tal punto que los suplementos exclusivamente dedicados a la ciencia se generalizaban e incrementaban las ventas del periódico en la época de su estudio.

Como decíamos, en 1985 se inicia un crecimiento constante y significativo en el número de noticias científicas en la prensa española, que coincide con la aparición de los suplementos científicos, algunos de los cuales están hoy en fase de extinción. Según un elocuente artículo, “¿Quién mató a la sección de ciencia?” (“Who killed the science section?”), de Dean A. Haycock, cada vez es mayor la dificultad para encontrar secciones de ciencia en los diarios norteamericanos y ofrece datos de un estudio realizado por Media Resource Services – una organización que ayuda a los periodistas a contactar con expertos en su labor informativa- en donde se pone de manifiesto que en los años ochenta eran mucho más numerosos los diarios norteamericanos que insertaban en sus páginas secciones de ciencia que en la actualidad. La primera razón fundamental por la que se ha producido la eliminación de tales suplementos o la reconversión en secciones centradas en “health and fitness” o en informática y telecomunicaciones es la conjunción de un notable encarecimiento del papel prensa y el poco apoyo económico que la publicidad ha otorgado a estas páginas. Según el autor sólo existe una gran excepción a esta gran tendencia: el suplemento “Science Times” del diario The New York Times, que desde 1978 sigue fiel a su cita todos los martes. En este caso, el prestigio de la sección y un cierto apoyo publicitario habrían conseguido hacer el milagro.

¿Y qué ocurre cuando las noticias de C y T no se ubican en suplementos? Como describe la socióloga de la Universidad de Nueva York, Dorothy Nelkin, en la serie de artículos “Medicine and the media”, publicados en la revista The Lancet, “suele ser frecuente que los periódicos cuenten con una sección que sigue siendo interdisciplinaria, como herencia de fórmulas antiguas, que se acostumbra a denominar “Sociedad”. (…) Es en esta sección donde suelen convivir a diario las noticias de índole científica o médica con otras vinculadas a sucesos, curiosidades, gente, medio ambiente y muchas otras que no poseen, en general, una sección o espacio propios en la estructura temática de un periódico. Este factor de ubicación de las noticias científicas y médicas es muy importante para comprender -o para intentar comprender- cuáles pueden ser los criterios que se adoptan para la selección de unas noticias u otras, pues en estas secciones “cajón de sastre” el periodista científico o médico ha de competir con los periodistas especializados en tribunales, en medio ambiente, en sucesos, en consumo, en política sanitaria, en enseñanza y universidades, en urbanismo, etc. Inmediatamente surge la evidencia de que el periodista científico o médico ha de buscar noticias que puedan ofrecer titulares con una cierta dosis de interés no sólo para el lector potencial, que es el objetivo primordial de cualquier periodista, sino que deben ser noticias suficientemente “atractivas” para que sean tomadas en cuenta por sus propios compañeros de sección y sobre todo por el responsable de la decisión de publicarla y con qué tratamiento y extensión. Por ello, noticias vinculadas con bacterias asesinas, virus exterminadores y terapéuticas milagrosas suelen tener más audiencia en estas secciones en las que se mezclan y compiten con asesinatos, catástrofes ecológicas o apasionantes declaraciones de personajes como Lady Di…”  

En opinión de Ignacio Fernández Bayo, la existencia de suplementos de ciencia en los periódicos no es ninguna garantía: “no es, la más de las veces, más que un ‘ghetto’, una reserva aparentemente destinada a unos pocos aficionados, fácilmente distinguible para ser ‘saltada’ en bloque” . De ahí que para este periodista quizá sería deseable la desaparición de estos suplementos semanales a cambio de un hueco diario o su dispersión por otras secciones. De hecho, esa parece ser la tendencia última, caracterizada por la desaparición de la mayoría de los suplementos científicos, aunque -también según Fernández Bayo-, la desaparición o disminución de estos suplementos no ha ido acompañada de una mayor presencia cotidiana de la ciencia en los periódicos.

Carlos Elías reoge en las conclusiones de su tesis algunas de las ventajas e inconvenientes que ha detectado en estos suplementos:

– Las carencias y errores constantes de agencias de prensa como EFE influyen negativamente en la calidad de muchos diarios regionales analizados, que han apostado por la divulgación de la ciencia a través de suplementos muy completos.

– Algunos laboratorios se han lanzado a captar potenciales clientes a través de la financiación de suplementos de noticias de salud. Su finalidad es convencer al lector de las bondades de un determinado fármaco para que lo solicite a su médico aunque no lo financie el sistema público de salud. Además, el florecimiento de estos suplementos a partir de 1999 ha llevado aparejada la desaparición de los suplementos científicos de algunos periódicos, como el de Abc y el de El Mundo.

– Los suplementos científicos pueden tener el riesgo de suponer un gueto en el cual se publican las informaciones sobre ciencia, impidiendo que éstas aparezcan el día en el que son noticia. En nuestro periodo de estudio hemos comprobado que el 78,6 por ciento de las noticias sobre ciencia de El País y el 77 por ciento de las de El Mundo se publicaron en sus suplementos respectivos.

– En España no existen cauces en los que los científicos puedan divulgar la ciencia, pues no se publican revistas con la suficiente difusión. Esto hace que aunque los suplementos puede que no sean recomendables desde el punto de vista periodístico, supongan en la práctica la única vía en la que los científicos españoles puedan escribir sobre sus trabajos.

Para la periodista Milagros Pérez Oliva, la razón principal del replanteamiento de las empresas periodísticas en la línea de la eliminación de los suplementos de ciencia no es de índole periodística, sino económica: “algunas publicaciones se han visto obligadas a reconducir su política de suplementos exclusivamente por un problema de costes y porque la comunicación científica no ha logrado, contrariamente a lo que se esperaba, mover una publicidad específica hacia esas páginas. Ése es un valor añadido que se le suponía y que no se ha confirmado”. Sin embargo, y en contra de la opinión de Fernández Bayo, Pérez Oliva cree que aparece más cantidad de información científica en las páginas diarias.

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