Dicen que el papel ha muerto, sobre todo por la crisis de los diarios impresos. En realidad lo que quieren decir es que los periódicos impresos tal y como son hoy en día están muertos, y que si no fuera por lo que regalan o venden acompañando al periódico no venderían apenas ejemplares.
No recuerdo quién lo ha dicho hace poco, pero el problema no es del papel como soporte anticuado por la existencia de internet. No es eso, el problema es el papel como concepto del tipo de contenidos que llevan impresos.
Los periódicos actuales podrían continuar dentro de unos cuantos años en formato de papel electrónico, pero tampoco lograrían sobrevivir realmente mientras sigan ofreciendo lo mismo que hace 30 años. No han evolucionado nada. No han cambiado nada con el nacimiento de internet. No han cambiado nada con el acceso masivo a internet y la expansión de los blogs personales como medios de comunicación alternativos.
El problema del papel, de los periódicos (y las revistas) no es del soporte, sino del contenido. Los que vivimos de, para, por y en internet sabemos que el éxito no está en el medio, sino en los contenidos. El ocaso del papel es el ocaso de lo que llevan impreso, que le interesa cada vez a menos gente.
Igual que en internet triunfan los proyectos innovadores, en el papel tradicional o en el papel electrónico trinufarán los proyectos innovadores, y los diarios tradicionales no parecen estar a la altura.
Quedan cuatro o cino de tirada nacional, y serán menos si no innovan. No digo que sea fácil, cada uno tendrá que aprender a innovar en su sector de negocio para sobrevivir a los cambios de los tiempos.
Y todo esto para llegar a la innovación en la comunicación científica. Aunque no es posible un diario de comunicación científica (casi no es posible siquiera uno que hable sólo de economía y hay mucho más interés), para crecer en el sector de la comunicación científica tenemos que innovar, no podemos replicar modelos obsoletos de la prensa escrita.
Y aquí ya no me puedo escapar, debo aportar mis ideas. Pero qué difícil es innovar…
Por: Ignacio Miguel Ximénez de Embún