La semana pasada tuve la oportunidad de visitar en el Espacio Fundación Telefónica la exposición dedicada a la Enciclopedia Mecánica de Ángela Ruiz Robles, más conocida como doña Angelita. En esta muestra, disponible hasta el próximo 28 de junio, se puede contemplar el prototipo correspondiente a la patente registrada en 1962 y cuyas cuotas pagó hasta su muerte en 1975. Esta Enciclopedia Mecánica o “aparato para lecturas y ejercicios diversos” constituye una versión simplificada, sin los sistemas de pulsación mecánica o eléctrica, de la idea registrada en su primera patente de 1949, en la que incluso se podría aumentar el tamaño del texto e incluso leerlo en la oscuridad gracias al uso de tintas luminiscentes. A pesar de que Ángela tuvo un cierto reconocimiento y que su invento fue aprobado para su uso en la enseñanza no se llegó a fabricar ni a utilizar en la enseñanza por falta de financiación.
La historia y las aportaciones de doña Angelita (que fueron muchas) comenzaron a tener mayor repercusión mediática (y por tanto, una entrada en Wikipedia) en 2013 gracias a la monografía publicada de forma conjunta por el Ministerio de Economía y Competitividad y el Ministerio de Educación Cultura y Deporte, de manera que ya aparece en la cronología del libro electrónico que antes comenzaba con Michael Hart.

Casualmente, cuando me entero gracias a nuestra compañera Pilar Pérez Ramírez que el próximo viernes 17 de abril tendrá lugar la I Editatón por la visibilidad de las mujeres científicas en Wikipedia, encuentro algo en la entrada de Ángela Ruiz Robles que no me cuadra. Por lo que deduzco de la exposición y la información que he consultado sólo se llegó a fabricar el prototipo correspondiente a la patente de 1962, no a la de 1949, que es lo que yo entiendo que indica la entrada de Wikipedia.
Como no voy a poder asistir al evento, me gustaría plantear a la propia Pilar o a quien le pueda interesar si esta entrada se pudiese editar (o cómo podría hacerlo yo a distancia) para que quedase claro que fueron dos patentes diferenciadas y que en realidad (según creo) sólo se llegó a fabricar el prototipo simplificado en los años sesenta.
Hubiera sido maravilloso poder ver materializada la idea inicial de Ángela y, más maravilloso todavía, que se hubiese llevado a la práctica su pasión por la enseñanza y su concepción de la pedagogía. Se me ponen los pelos de punta con una frase de la propia Ángela que recordaba una de sus hijas: “Si los muertos resucitaran verían todos los cambios tecnológicos de la sociedad, ascensores, electrodomésticos… pero si miraran la enseñanza, comprobarían que todo sigue como en la Edad Media”