Naukas desde la barrera

Naukas desde la barrera

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Lo he hecho. He tardado 6 años, pero ya puedo decir que he estado en Naukas Bilbao. Vi Amazings 2011 desde la playa con los pies en la arena y disfrutando de eso que llamaban streaming. Entonces me pareció un lujo. Hacía un año que había echado a andar la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Córdoba y había que empaparse de todo lo innovador que se hacía. Fue entonces cuando empecé a seguir atenta lo que viniera del Observatori de la Pompeu, de FECYT, de Descubre, la AECC y, por supuesto, de la Cátedra de Cultura Cientifica de la UPV-EHU. Y ahí seguimos. Creo que Amazings fue el primer evento que vi íntegramente online o, al menos, es el que más recuerdo. Con el paso de los años he seguido a algunos de los ponentes, he visto las conferencias en vídeo, he conversado con muchos de ellos e incluso asistí en febrero a una de sus secuelas: Naukas Coruña.

Me gano la vida, en gran parte, organizando eventos de divulgación y, francamente, lo que he visto esta semana en Bilbao no es sólo para felicitar a sus organizadores. Es para hacerles la ola. Llenar un auditorio como el Palacio Euskalduna es un éxito rotundo. Vi el Teatro Rosalía de Castro de Coruña hasta la bandera y aquello me pareció insuperable. Me equivoqué. En Coruña no tuve la oportunidad de apreciar lo que he visto en Bilbao. En Coruña pasé la jornada con los organizadores, acompañándoles, viviendo los nervios y los preparativos. En Bilbao he vivido Naukas desde la barrera. He disfrutado del verdadero espectáculo, permaneciendo a la distancia que permite el diluirse entre el público, mirando con algo más de objetividad, observando los detalles que se pierden cuando se está en el backstage. Suelo quejarme de no poder disfrutar de los eventos que organizo. No me malinterpreten; me divierte mi trabajo hasta extremos inconfesables, pero es imposible vivir las experiencias que proponemos de la misma forma que lo hacen quienes asisten a ellas.

En Naukas, el público espera paciente casi una hora de cola con la preocupación de quedarse fuera. Cuadrillas enteras guasapean para apremiar a los rezagados. No pueden perderse un minuto. “Resérvame un sitio” es trending topic. En el patio de butacas, vacila el que asegura haber asistido a todas las ediciones y hay quien se cuelga la medalla de haber podido escuchar a Sergio Palacios un millón de veces. Los hay que exponen como un trofeo la firma de Clara Grima y quienes aseguran llevar un selfie con Francis Villatoro como fondo de pantalla. Cuando se anuncia la ausencia de López Nicolás se oye el lamento general, pero hay quien se encarga de dejar claro al resto de la fila que ya le ha mandado un privado “porque somos íntimos”. En los descansos gana quien consiga acercarse a Natalia Ruiz Zelmanovich o cruzar un saludo con Antonio Martínez Ron. El personal compra camisetas, ríe los chistes sobre Irreductible, planta el culo en la butaca durante cinco horas y media seguidas y sale corriendo a comer para llegar a tiempo a la cola de la tarde.

En Naukas, divulgadores y científicos son verdaderas rockstars, con fans incondicionales, que aplauden en la sala y jalean en twitter. La fórmula del márketing, por una vez, está del lado de los buenos. Admitámoslo. Los organizadores de Naukas han sabido alimentar el monstruo. Calientan el ambiente meses antes, han creado un relato propio con unos personajes originales, tienen franquicias que ya pasean por otras ciudades y, sobre todo, han conseguido lo que todo groupie necesita: sentirse parte de algo grande. Me gusta la ciencia y no soy una excepción.

Naukas tiene su público, pero no parece tener intención de conformarse. Este año ha ensayado una fórmula pro y otra especialmente pensada para la infancia. Algo así como la versión zero y la sin cafeína de la cocacola. Naukas tiene la fórmula del éxito en el formato de las charlas científicas.

El peligro es que, deslumbrado por el éxito, alguien venga a querer copiar la fórmula y en lugar de cocacola se quede en gaseosa. Suelo abogar por compartir ideas. Las Unidades de Cultura Científica llevamos tiempo intercambiando formatos. Lo que funciona en La Rioja puede funcionar en Córdoba y lo que va bien en Murcia puede brillar igualmente en Zaragoza. La diferencia con Naukas es que los eventos de divulgación que se desarrollan desde las UCCs responden a esquemas de trabajo y no a productos finales. Una Semana de la Ciencia en Vigo puede buscar los mismos objetivos que en Granada, pero probablemente los organizadores de una y otra ensayen lo que saben que funciona con su público.

Naukas es un enorme producto de promoción de la cultura científica que probablemente consumen muchos de los públicos nacidos al calor de los museos científicos y las semanas de la ciencia y madurados en noches de los investigadores, famelabs, blogs y beers for science. Esa relación es precisamente donde, en la modesta opinión de quien ha visto Naukas desde la barrera, reside el verdadero secreto del éxito. O no.

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