Esa es la definición de lo que pude escuchar el otro día en la radio por parte de uno de esos tertulianos, que no es digno ni de un teatro de guiñol, pero que ganan un buen puñado de euros.
Hace tiempo me prometí cambiar de emisora cuando este ser apareciera, pero no pude hacerlo el otro día y al final lo escuché.
El tema tratado era el del juicio de ese famoso director de cine que abusó de una menor, según reconoció el mismo en su día.
Lo primero que hizo el individuo en cuestión fue justificar que aceptó la culpabilidad por un acuerdo con la fiscalía, y a continuación pedía que a los artistas, él incluido claro, se les tenían que permitir ciertas actitudes prohibidas para otros, entre ellas el mantener relaciones con menores –de lo cual también fue el acusado en su día- por su especial sensibilidad.
Ya pasó el tiempo de los filósofos con su efebo aunque no quiera enterarse. Yo por mi parte, la próxima vez que no pueda cambiar de emisora, me taparé los oídos.
Saludos.
Foto: wikipedia (Nicolás Pérez)