Creo que no tengo que convencer a nadie, al menos a ninguno de los que leéis este blog, de lo importante que resulta para cualquier individuo poder acceder a las respuestas que nos suministra el conocimiento científico. La ciencia no solo se muestra como una eficaz estrategia de conocimiento con la que tratar de interpretar una realidad de la que somos conscientes y no solo parte inerte, sino que, además, en una sociedad altamente tecnológica como la actual, el manejo de ciertos rudimentos científicos es imprescindible para evitar hacer del ciudadano un individuo dependiente del conocimiento y las decisiones de otros. Como acertadamente expuso el periodista y divulgador Manuel Calvo Hernando “una democracia será siempre incompleta si los ciudadanos siguen careciendo de los conocimientos y de la información que las sociedades modernas exigen para participar de modo consciente y reflexivo en la dirección de la sociedad”.
Acercar a la sociedad los últimos descubrimientos realizados dentro del campo de la física de partículas es, precisamente, el objetivo que tiene el Spanish Teacher Programme que cada año realiza el CERN; y en el que recientemente he tenido el privilegio de participar gracias a una beca de la Fundación Aquae. Con el desarrollo de este programa se trata de suministrar una formación básica a los profesores que imparten clase en diferentes ámbitos de la educación no universitaria, de modo que, posteriormente, actúen como transmisores de estos conocimientos al resto de la comunidad educativa.
Cuando aterrizas en Ginebra y, tras un breve trayecto en autobús, pisas por primera vez el CERN, te invade una mezcla de incredulidad y decepción: has imaginado tantas veces este lugar que las calles casi vacías y los austeros edificios que recrean la sobriedad de las ciudades soviéticas te hacen pensar que tu desbocada imaginación te la ha vuelto a jugar. Pero esta percepción, como casi todas las efectuadas a priori, peca de precipitada, y no tienes que esperar demasiado para empezar a sorprendente, ¡qué digo!, a impresionarte con todo lo que bajo esas calles y tras aquellas paredes se oculta. De modo que si en la selva amazónica la exuberancia de la naturaleza te abruma, te aplasta hasta hacerte sentir un organismo insignificante, en el CERN es la genialidad humana quien nos hace crecer y crecer hasta situarnos en el Olimpo, como dioses que controlan la naturaleza a su antojo.
Explicar en pocas palabras cómo funciona y qué se está haciendo actualmente en el CERN es sencillamente imposible, de modo que en esta entrada me limitaré a esbozar unas minúsculas y anárquicas pinceladas. Pero lo primero que quiero contaros es que el CERN constituye el perfecto trasunto de la ciencia tal y como hoy la entendemos: diversa y cooperativa. Físicos, ingenieros, técnicos y trabajadores de todo tipo, venidos de multitud de países colaboran en múltiples proyectos con el objetivo de revelar la naturaleza más íntima de la materia (y de la antimateria) y el funcionamiento último de este universo. Sin duda, allí encontraremos a muchos de los más reputados científicos y de los más hábiles y creativos ingenieros, pero también nos toparemos con estudiantes pre y postdoctorales colmados de ganas por aprender, despistados chavales de instituto cargados con sus mochilas e incluso a medio centenar de profesores españoles que, entre clase y clase, apenas disponen de tiempo para tomar una cervecita tranquilamente.
El Large Hadron Collider (LHC), con su capacidad para acelerar haces de protones a casi la velocidad de la luz, sus 27 kilómetros de longitud y el descubrimiento del bosón de Higgs como su mayor éxito, es el emperador en este lugar. Pero lo cierto es que en el CERN existen otros lugares increíbles donde también se desarrollan proyectos sorprendentes. En la fábrica de antimateria (sí, has leído bien ¡fábrica de antimateria!) se obtienen, desaceleran y almacenan antiprotones, con los que después realizar experimentos. Algunos tan asombrosos como el que está implementando el Proyecto Alpha: asociar un positrón a un antiprotón para obtener un átomo de… ¡antihidrógeno! ¿Cómo afectará la gravedad a la antimateria? Bueno, pues otro proyecto que actualmente se desarrolla en el CERN está tratando de determinarlo.
Pero aquí, entre Francia y Suiza, no siempre se mira hacia el suelo, sino que en ocasiones la curiosidad va dirigida a las estrellas: el AMS es un detector desarrollado en el CERN que actualmente envía información sobre los rayos cósmicos que llegan a la Estación Espacial Internacional (ISS). Este espectrómetro, conectado en el exterior de un módulo de la ISS, suministra a los investigadores del CERN relevante información sobre la materia oscura y la antimateria del universo.

Durante nuestra estancia en el CERN, magistralmente dirigidos por los responsables del programa Jeff Wiener y Francisco Barradas, refrescamos nuestros conocimientos sobre el modelo estándar de la física de partículas (reforzado por el descubriendo del bosón de Higgs), aprendimos sobre aceleradores y detectores de partículas, recibimos nociones de cosmología y física de neutrinos, construimos cámaras de niebla e, incluso, interpretamos sencillas representaciones de colisiones entre hadrones. Para mi sorpresa, pudimos recorre con total libertad los pasillos donde trabajan los físicos teóricos, acceder a multitud de instalaciones y utilizar la biblioteca. Y es que en este lugar casi todo es visitable, todo fotografiable y siempre hay alguna persona dispuesta a resolverte una duda.

Ya os he hablado del CERN, de la gente increíble que allí trabaja y de las cosas tan extraordinarias que en ese lugar se desarrollan; pero ahora, para finalizar, quiero hablaros de unas personas que también conocí durante esta experiencia, quiero hablaros de los míos. Casi medio centenar de profesores venidos de toda España, cargados de ilusión por aprender, compartir conocimientos y dispuestos a asimilar nuevas estrategias de enseñanza que implementar con sus alumnos en el aula. Son una mínima representación de esos mismos profesores que con cierta frecuencia la sociedad califica de individuos privilegiados que siempre están de vacaciones. Probablemente no vayáis a saber nada de ellos porque en un mundo en el que si no te promocionas, si no exhibes impúdicamente cada una de tus acciones, si no recibes el reconocimiento de la masa es como si no existieras. Pero, a pesar de que probablemente ninguno de ellos será nominado a premio alguno por su labor docente ni se convertirá en estrella de YouTube, podéis estar seguros de que seguirán trabajando tenazmente por ayudar a todos y cada uno de sus alumnos a alcanzar lo mejor de sí mismos.
En el link: http://teacher-programmes.web.cern.ch/ntp/spanish-language-teacher-programme podéis encontrar toda la información sobre el Spanish Teacher Programme que anualmente se celebra en el CERN.
David G. Jara