Autor: Marcos Ruiz Abad
Sentado en el avión, volviendo del VII Congreso de Comunicación Social de la Ciencia de Burgos, busco la manera de recoger el “reto lanzado” por la asociación y escribir una crónica del mismo.
Se me hace difícil, porque me gustaría contarle a la gente
que no ha podido asistir cómo fue todo el congreso. Pero no me es posible,
porque no lo pude ver todo. Y quizá sea esta una de sus características, hay
que elegir qué quieres ver, por dónde van la mayoría de tus intereses en el
difícil camino de la comunicación social de la ciencia.
No, que todo el mundo esté tranquilo, que no me voy a poner filosófico
(demasiado).
Han sido unos días muy ajetreados, donde hemos aprendido de muchas personas y sus experiencias, compartido nuestros proyectos y vivencias, visitado una preciosa ciudad y alrededores, bailado y cantado (a lo mejor por encima de nuestras posibilidades… Sí, definitivamente hemos cantado más de la cuenta).
El martes ocho, después de dos horas y media de avión y otras tres de coche, llegamos a Burgos y, lo primero a lo que nos dio tiempo a asistir, fue a la recogida de acreditaciones en el Museo de la Evolución Humana (nos perdimos por poco la proyección del documental “En el aire”, en el mismo museo).
Por suerte había una terraza cerca, donde nos sentamos esperar a más compañeras y compañeros con los que teníamos ganas de volver a coincidir. Nos conocemos, nos seguimos, nos apoyamos y, a veces, nos envidiamos por las redes; pero este tipo de eventos son esenciales para reencontrarnos, desvirtualizarnos, re-conocernos y abrazarnos otra vez, o por vez primera. Y se agradece poder asistir.
La recepción y bienvenida de la ciudad por parte del Excmo. Ayuntamiento de Burgos tuvo lugar en el Teatro Principal y fue muy interesante: buena comida y bebida, unas pocas palabras por parte del Ayuntamiento, de la Universidad de Burgos y de Antonio Calvo Roy (nuestro presidente entonces), nada demasiado extenso, y a seguir reencontrándonos con los más adelantados del congreso.

El miércoles nueve empezamos prontito, con más acreditaciones y esperando con muchas ganas la Conferencia inaugural a cargo de la primatóloga Birute Galdikas, presentada por Juan Luis Arsuaga, Codirector de las investigaciones y excavaciones de los yacimientos de la sierra de Atapuerca.
No voy a hacer una crónica al uso, porque ya ha escrito una genial nuestra compañera Mª Pilar en Tercer Milenio (Heraldo de Aragón). También puedes ver una buena crónica, más personal, en este vídeo de Cerebrotes (Clara García) y, si te ha parecido poco (o no…), te recomiendo fervientemente que le eches un ojo a la visión de nuestro compañero Diego a través de los ojos de PDICIENCIA (¡Viva la ciencia inclusiva!).

Después del Acto Oficial de Apertura y de la conferencia inaugural tuvimos nuestro primer café de descanso y nuestra primera “bofetada de realidad” en la cafetería de la universidad. Imagina más de 200 o 300 personas (no creo que fuésemos los casi 400 asistentes) que salimos en tropel con ganas de estirar las piernas y de un café cargado, que llegamos a la cafetería. Una de las máximas del congreso ha sido cumplir con los horarios estipulados y se ha conseguido bastante bien, pero a veces en detrimento de estos momentos de relax (que se convertían un poco en estresantes cuando veías que se acercaba la hora de volver al Aula Magna y todavía estabas en la cola, lejos de la barra). Por otro lado, que no se diese la posibilidad de tomar el café en tazas y te dieran vasos de cartón con un removedor de plástico, fue una cosa que me llamó la atención negativamente (en el último café del día siguiente, con menos lío, pedí que me lo pusieran en taza en vez de en vaso de cartón y no pusieron ningún problema, si lo hubiésemos sabido desde el principio nos habríamos ahorrado una cantidad considerable de residuos).
Para que no se me malinterprete, entiendo que la organización de un evento así no es nada fácil y sé que desde la Universidad de Burgos han hecho un magnífico trabajo, este comentario sobre los cafés y otro que haré después son para que vayamos mejorando en la medida de lo posible, en ningún momento los hago con el ánimo de juzgar negativamente y desmerecer el trabajo realizado.
La primera mesa redonda “El valor de las fuentes, conversación en torno a la credibilidad, la verosimilitud y las fakenews” nos dio la oportunidad de escuchar y preguntar a Michele Catanzaro, Laura Chaparro, Carolina Moreno y Antonio Martínez Ron moderados por Pampa García Molina. “Falta pensamiento crítico y cultura científica” fue una de las conclusiones que más me llamó la atención, entristeciéndome de que estemos todavía así, pero emocionándome a la vez por el enorme y precioso trabajo que hacer que tenemos todavía por delante.
Después del almuerzo comenzó “la locura” que puede caracterizar las sesiones paralelas si no te organizas bien. Aquí se me ocurren principalmente dos opciones para disfrutar y aprender:
– Eliges las ponencias que más te apetecería ver, descartas las que coinciden en horario y te haces un programa propio.
– O eliges el tema que más te atrae y te quedas en un aula viendo todas las ponencias que se den en la misma mesa.
Los temas a elegir eran:
– Agentes de la Comunicación Social de la Ciencia.
– Destinatarios de la Comunicación Social de la Ciencia.
– Canales, estrategias y formas de la Comunicación Social de la Ciencia.
– Impactos, objetivos y evaluación de la Comunicación Social de la Ciencia.
– Flash oral.
Yo, como no aprendí en el VI Congreso de Córdoba, volví a elegir la primera opción, lo que supone carreras entre aulas, salir y entrar a deshoras en las mesas y, posiblemente, ser víctima de algún que otro desarreglo en el horario (con lo que se te descabala tu plan y tienes que reiniciar). Desde la organización se cuidó mucho el tema de los horarios, con instrucciones “férreas” para las moderadoras de cumplirlos, no adelantar intervenciones, con minutos extras en cada mesa para ajustar las pequeñas variaciones que se puedan sufrir, etc. Pero, aún así, alguna que otra sorpresa te encontrabas (para ser justos solo fue en una de las mesas donde no coincidió el horario).
Aunque las mesas redondas son muy interesantes y compartes con muchos referentes de la comunicación de la ciencia, es en estas pequeñas sesiones paralelas en las que te puedes hacer una idea del trabajo que se está llevando a cabo y donde más puedes realizar contactos con otros comunicadores y comunicadoras que, muy probablemente, también son referentes de trabajos bien hechos. Yo es que admiro a muchísima gente de este mundillo y alucino con los proyectos que se realizan y con los resultados que se consiguen. Aunque me gustaron muchos de los que pude ver, no puedo nombrar a nadie, porque sería enormemente injusto, ya que me perdí la mayoría de los trabajos expuestos.
Una de las cosas que me llamó la atención en la primera jornada de sesiones paralelas, fue que en la entrada de las aulas habían colocado mesas con botellas de agua, zumos y envases de Mini Fuet. Me fijé porque desde la experiencia del Congreso de SciComPT, me consta que en la asociación se habló seriamente sobre la necesidad de reducir todo lo posible la generación de residuos en este tipo de congresos. A los vasos de cartón y los removedores de plástico, teníamos que sumar las botellas de zumo y las bolsas de Mini Fuet. Sinceramente creo que nos lo podríamos haber ahorrado y que nuestra asociación, que tan buenas decisiones está tomando en muchos ámbitos, se podría plantear seriamente la reducción de residuos como un objetivo importante en los congresos que organice o a los que asista.
No me quiero desviar más, pero me pareció un tema interesante para tratar aquí.

El día terminó con la Asamblea de la Asociación, donde se eligió la nueva Junta Directiva (¡enhorabuena y gracias por querer continuar con el testigo!), pero que coincidió con algunos actos del programa social del congreso. Teníamos para elegir entre varias actividades dirigidas por compañeras y compañeros de la asociación:
– Ca(n)ta científica de cervezas. Llevada a cabo por Óscar Huertas y Natalia Ruiz Zelmanovitch.
– La charla de Carlos Briones “La evolución del universo y la vida, lienzo a lienzo”.
– El monólogo de Raquel Sastre: “¿Qué ciencia ni qué niño antivacunas muerto?”

El segundo día de congreso comenzó con una mañana repleta de interesantísimas sesiones paralelas, con la misma dinámica que la tarde anterior.
Después del almuerzo tuvimos la ocasión de disfrutar de dos mesas redondas más:
”La institucionalización de la Comunicación Científica”, donde nuestra recién elegida Presidenta Elena Lázaro (¡Felicidades!) moderó las intervenciones de Marcos Pérez, Toni Francés, Joana Lobo, César López y Jordi Rovira. Puedes ver el vídeo completo aquí.
“La batalla de los Followers: Youtubers, Influencers y otras Rockstars de la Divulgación”, mesa en la que pudimos escuchar a Marta Macho, Javier Peláez, Marián García, Javier Armentia y José Luis Crespo contarnos sobre sus experiencias en diferentes canales de comunicación. Aquí puedes ver la conversación entera moderada por Ángela Bernardo. Se nos quedó fuera de la mesa Deborah García Bello, pero hace poco dio su opinión al respecto en su blog “Dimetilsulfuro”.
El congreso terminó con la cinéfila y cargada de historia Conferencia de Clausura “Ciencia, sociedad, ideología“, de la mano de Juan Luis Arsuaga y con el divertidísimo monólogo de Raquel Sastre “¿Pero qué ha pasado aquí?” en el que, fiel ya a la tradición, nos contó su visión del congreso y aprovechó para no dejar títere con cabeza.
Bueno no, no terminó aquí el congreso, nos esperaba una cata de vinos de la D.O. Ribera del Duero y la riquísima cena oficial, con una finalización digna de una buena boda (o eso me han contado…)

A las 10:30h del viernes 10, en un Aula Magna repleta de gafas de sol, se presentó la sede del VIII Congreso de Comunicación Social de la Ciencia (¡Barcelona!) y se leyeron las conclusiones del presente congreso. De ahí salimos a las diferentes excursiones programadas para esa mañana:
– Yacimientos Sierra de Atapuerca.
– Paleolítico Vivo.
– Catedral de Burgos y paseo por la ciudad.
Ya después de comer decidimos coger el coche de nuevo para volver. Nos esperaban tres horas de carretera y otras dos y media de avión.
Seguro que se me quedan cosas atrás, pero creo que lo puedo dejar aquí como un “digno” resumen de lo vivido.
¡Nos vemos en el VIII Congreso de Comunicación Social de la Ciencia de Barcelona!