¿Ciencias o letras? Esta pregunta se sigue formulando a los más jóvenes cuando llega la hora de elegir el itinerario para continuar sus estudios. Con unos planes académicos que se pliegan a la eterna dicotomía, quedan pocos espacios oficiales donde los estudiantes de ciencias puedan disfrutar de la literatura y los de letras se dejen llevar por la belleza de la proporción áurea. Por suerte, la comunicación científica construye puentes entre ambos mundos para demostrar que todo forma parte de la misma cultura.
De esta desconexión se hizo eco hace cuatro años la revista digital ‘Principia’, un huevo incubado por el biólogo y virólogo Enrique Royuela, con la diseñadora y también bióloga Cristina Escandón en la dirección de arte y Javier Díaz Romeral a los mandos técnicos. El magazine tardó menos de un año en desarrollar sus alas analógicas y distribuirse en papel. Del resto de productos sobre divulgación científica lo distingue su cuidado diseño y las ilustraciones que vertebran la práctica totalidad de los artículos, en un empeño por unir la ciencia, las humanidades y el arte en un mismo formato.
Se trata de una suculenta publicación bianual de unas 100 páginas que salió al mercado por 15 euros, aunque sigue manteniendo su versión digital. Un capricho intelectual que sugiero atesorar junto a libros como ‘El origen de las especies’, ‘Bodas de sangre’ y ‘Moby Dick’. Los artículos de ‘Principia’ tocan todos los palos científicos y tecnológicos, estando comprometidos con la visibilidad de la mujer en la ciencia. De esta manera, bajo el título de “La mujer tras la hélice”, publicado el pasado 11 de febrero, se hace un homenaje a Odile Crick, esposa del archiconocido investigador Francis Crick, galardonado en 1962 con el premio Nobel de Medicina por formar parte del descubrimiento de la estructura molecular del ADN.

Nacida como Odile Speed, tuvo que interrumpir sus estudios en Bellas Artes por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, pero ello no le impidió ser la autora de unos de los iconos clave del siglo XX. Cuando en 1953 la revista ‘Nature’ publicó los hallazgos de Watson y Crick, la infografía que acompañaba el artículo era una doble hélice diseñada a partir de los datos científicos obtenidos y la intuición de Odile, quien construyó la imagen sobre la que se apoyaba la narración: “(…) es la consolidación de una serie de datos, números y explicaciones que, para mucha gente, científicos incluidos, costaría mucho visualizar”, tal como afirma Carlos Romá- Mateo, el autor del artículo.
“Aristóteles consideraba que era necesario comprender la botánica, la zoología o la física del movimiento para, después, entrar en cuestiones como la metafísica, la lógica, la ética o la política”, afirma Elías al comienzo del libro. Ejemplos como el de ‘Principia’ −y su versión infantil, ‘Pincipia Kids’− son una esperanza para reconciliarnos con los orígenes de nuestra cultura y disfrutar del conocimiento desde la belleza. No dejéis de leerla.