Del facisímil (facsímile) al original.

Del facisímil (facsímile) al original.

El otro día cumplí uno de mis sueños y pude visitar el Archivo de Simancas, el más antiguo del mundo, y una vez dentro pude ver con mis ojos y tocar con mis manos el documento original de las patentes de Jerónimo de Ayanz de 1606 (máquinas de vapor, molinos, trajes de buzo, escafandras, submarinos, balanzas, etc.). La calidad de los dibujos es infinitamente mejor de lo que aparecen en los facsímiles del mismo y en ellos se denota una calidad del dibujante (el mismo Jerónimo) con una perfección y un detalle que indican, además, que conocía perfectamente los equipos que dibujaba, no eran sueños como los de Leonardo Da Vinci, eran realidades que funcionaban (y funcionaron) para materializar los sueños y necesidades de las personas de la época. Sentir en el dorso de mi mano el papel que rozó la mano de Jerónimo mientras dibujaba los esquemas supuso para mí un momento que espero poder repetir algún día. Cada vez que pienso en Jerónimo de Ayanz, Pedro Juan de Lastanosa (de quién hablaré en mi próxima intervención) y otros tantos que pudieron hacer de España algo que la molicie de algunos de sus dirigentes no permitieron, me trae a la realidad de hoy para desear que tantas palabras que se dicen hoy sobre I+D+I se hagan realidad y no ocurra como sucedió hace 400 años. Como siempre digo, no soy iluso, pero si optimista.

Otra reflexión que hacía mientras disfrutaba aquel maravilloso documento, es la importancia de ir a las fuentes originales de la noticia. Un antiguo profesor me decía que era muy importante saber latín y griego para poder leer documentación original y no traducida, porque el traductor algo añade de su cosecha particular. Hoy día podríamos aplicar esta idea a otros idiomas (inglés, alemán, francés…), pero lo importante es, creo, acceder a la fuente más cercana y fiable antes de dar nuestra opinión como Comunicadores Científicos. Nuestras ideas/artículos pueden crear corrientes de opinión y por tanto debemos ser muy cuidadosos con lo que escribimos o decimos, y hacerlo de lo que realmente entendemos para no caer en el embrujo de ser “Maestros Liendres, que de todo saben y nada entienden”, como vemos que le ocurre a algún que otro periodista (comunicador) científico/industrial/medioambiental cuando leemos los dominicales de la prensa principalmente.

De momento me quedo con ese placer inmenso que sentí en Simancas, y animo a la Asociación a promover la edición facsímil en alta resolución del documento de Jerónimo de Ayanz e intentar darle la difusión que tal documento merece. La Oficina Española de Patentes y Marcas hizo algo en este sentido (con un maravilloso libro de D. Nicolás García Tapia) y es cuestión de unir esfuerzos y crear sinergias positivas.

Como siempre, a vuestra disposición, Rafael Eugenio Romero García. (http://www.rafaromerogarcia.blogspot.com/)

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