Cuando vocación, ilusión y pasión convergen en una misma faceta de tu vida como es el área profesional es, por desgracia, demasiado fácil poder aparentar poca objetividad cuando se trata de explicar las implicaciones de tu trabajo. Como químico, enamorado de la Química y apasionado de la Ciencia, su enseñanza y su divulgación, proclamar que la Química es fundamental para nuestras vidas puede parecer algo fruto de mi pasión, mi ilusión y mi vocación. Pero es demostrable que proclamar el carácter fundamental de la Química para todo y para todos, lejos de ser una entelequia, es algo veraz y comprobable.
No son necesarias grandes explicaciones ni extensos discursos. Si dedicas unos minutos a ver este vídeo podrás darte cuenta por ti mismo de que afirmar que todo es Química, lejos de una exageración, es una realidad.
Diseño de Carlos Miranda (RSEQ)
Por supuesto, en tanto que la Química no puede entenderse sin su eterna compañera, la Física; no podemos olvidarla y en todo rigor, deberíamos decir que todo es Física y Química pues son las dos ciencias centrales cuyas leyes se cumplen en cualquier instante del tiempo (salvo cuando nos acercamos mucho al segundo cero, cuando la realidad era muy distinta a la realidad actual) y en cualquier punto del espacio. Ambas constituyen la herramienta fundamental del ser humano para acercarse de forma objetiva al conocimiento de nuestro mundo. El resto de ciencias se nutren de la Física y la Química para acercarse a sus sistemas objeto de estudio.
En el mundo científico esta realidad es bien conocida y ningún científico se alarmaría al escuchar este tipo de discurso. Pero no ocurre así cuando trasladamos este mensaje a la sociedad. Esa transposición entre la ciencia del experto y la ciencia como elemento cultural, que supone la divulgación científica y el periodismo científico, en definitiva, la comunicación científica, necesaria y trascendental; se encuentra notablemente deteriorada por efecto de otros agentes que bombardean constantemente a la sociedad. Publicidad, medios de comunicación y marketing son algunos ejemplos de esos agentes capaces de , si no fulminar, deteriorar y dificultar la comunicación de la Ciencia.
Si los químicos, ya seamos profesores o investigadores, hacemos el esfuerzo de trasladar nuestra ciencia a la sociedad, bien a nuestros estudiantes como al resto de ciudadanos y nos esforzamos en demostrar y mostrar que la Química es cultura y que no hay nada, absolutamente nada, sin Química al mismo tiempo que en la televisión se repiten constantemente anuncios donde el término “químico” es usado al antojo de publicistas y profesionales del marketing con fines nada altruistas. ¿Cuál será el resultado? Posiblemente nuestros jóvenes alumnos, altamente influenciables por los medios, así como los ciudadanos, terminarán por creer que el pan de molde no implica a la química en su elaboración o que un desodorante con alumbre no contiene especies químicas.
Podríamos pensar que esta mala praxis del marketing es fruto de la falta de conocimiento científico de sus profesionales, que no dejan de ser un reflejo de la sociedad “sin formación científica”. Pero es un tanto sospechoso observar como esa “ignorancia” científica es usada a su antojo. Cuando hablamos de bebidas energéticas, hablar de sustancias químicas sí interesa pues transmite una sensación de “fueza” o “vitalidad”. En cambio, cuando hablamos de alimentos o productos de higiene personal, “lo natural” es mejor que “lo químico”. Me he permitido, muy a mi pesar, usar “químico” como sinónimo de artificial; que es lo común en el mundo del marketing tal y como podemos observar. Craso error.
Si se falta a la verdad científica y al mismo tiempo la sociedad no tiene una formación científica básica, los químicos pareceremos siempre eternos soñadores proclamando que la Química está presente en todo y en todos pero los ciudadanos seguirán teniendo una visión de la Química totalmente distorsionada y ajena a la realidad. La realidad de los medios, producto directo de una mala praxis del marketing sospechosamente bien dirigida, no ha de ser ajena a la realidad de la Ciencia, la Química en este caso.
Los profesionales del marketing deben escuchar a los científicos y no faltar a la verdad y el científico debe estar dispuesto a hablar de su ciencia y trasladarla a la sociedad. Sólo así evitaremos una pandemia de campañas de marketing tóxicas, dañinas y contagiosas.
Quien escribe seguirá proclamando con orgullo, pasión, ilusión y sin miedo a exagerar que todo es Química, que la Química no sólo es necesaria, sino que es fundamental y denunciando todas aquellas situaciones en las que el marketing oportunista falte a la verdad científica.
Químico y divulgador científico
Administrador del blog El cuaderno de Calpurnia Tate.